Es improbable que cuando Microsoft creara Excel estuviera pensando en artistas pictóricos.

La posibilidad que brindaba la famosa aplicación de hojas de cálculo de procesar datos de forma masiva e instantánea supuso todo una revolución en el mundo de las empresas.

Y desde ese momento se estandarizó en las oficinas de todo el mundo al punto de volverse casi omnipresente en el entorno laboral. Aunque también se convirtió en un símbolo del gris y monótono trabajo de oficina.

Hasta que llegó Tatsuo Horiuchi y le doy una vuelta de tuerca a este concepto. Este japonés de 80 años al jubilarse en el 2000 decidió que quería dedicarse al arte.

En búsqueda de una opción gratuita para dibujar, y evitando los lienzos, pinceles o pinturas costosas, acudió a la popular herramienta Excel.

Y partir de aquel ese instante se marcó un reto personal: lograr que en 10 años sus obras fueran lo bastante buenas como para mostrarlas al público.

Así fue como creó verdaderas obras maestras llenas de detalles y colores que sorprenden por sus detalles.

En una entrevista, el artista admitió haber probado antes con Paint y con Word pero descartó ambas por ser demasiado complejas y caóticas.

Su secreto está en la utilización de figuras, vectores y degradantes que le permiten hacer, por ejemplo, hojas de colores otoñales y cisnes, y después, rellenar las casillas.

La mayor parte de sus cuadros están centrados en los paisajes de Japón y en sus costumbres y tradiciones. Hoy los expone en galerías de arte e incluso pueden comprarse.

Porque Horiuchi no solo tuvó una visión, sino también el coraje de perseguir su pasión y la certeza de saber que su contribución valdría la pena. Y eso, es arte. ^^^