En tiempos de Instagram, pocos quedan sin haber visto imágenes de las auroras boreales, esas banderas de colores fluorescentes que convierten el cielo en un caleidoscopio de colores.

Verdes fantasmales, azules eléctricos y rojos volcánicos se mezclan en la noche para protagonizar uno de los fenómenos más maravillosos de la naturaleza. Y de las redes sociales.

Pero si soñás con apagar el celular y convertirte en un cazador de auroras, desde ACONCAGUA te contamos algunos detalles a tener en cuenta.

Lo primero que hay que saber es que las auroras boreales sólo se pueden contemplar en el hemisferio norte. El fenómeno también es visible en nuestro hemisferio sur –se las llama auroras australes–, pero como en esta zona del globo la Tierra no llega tan cerca del polo como en el norte, es más difícil su observación. De hecho, hay que irse a la Antártida o navegar por el sur del océano antártico.

 

Si bien el mejor momento para ver auroras boreales es desde octubre hasta marzo –los picos lumínicos son en enero y febrero–, este espectáculo natural es bastante impredecible.

No hay dos auroras iguales, ni seguridad de que se producirán en un punto determinado. Pueden durar toda la noche o apenas unos segundos… es parte de su magia y de su misterio.

Es un espectáculo natural impredecible: su avistamiento no está garantizado

Las auroras boreales se producen en una zona ovalada que rodea los polos. En contra de lo que se cree, no por estar más cerca del Polo hay más probabilidades. Todo lo contrario. Los mejores sitios se localizan más al sur, en torno al Círculo Polar Ártico.

Esta línea imaginaria pasa por la mitad norte de Alaska, el norte de Canadá, el sur de Groenlandia, todo el norte de Escandinavia, Islandia, las Islas Svalbard y Norte de Siberia.

Está claro que nos fascinan a todos, pero ¿qué son exactamente? Desde siempre, las auroras fueron objeto de temores y supersticiones. Durante el medievo se las asoció con desastres, guerras y plagas. “Dios está enfadado si la aurora llamea”, dice un viejo cuento escandinavo.

Para los vikingos eran mensajes de las doncellas muertas y los antiguos finlandeses creían que se trataba de chispas producidas por las colas de zorros místicos que corrían por la tundra helada.

La otra grieta: un iceberg gigantesco se desprende de la Antártida

Sin embargo, gracias a la ciencia hoy sabemos que se producen debido a la radiación solar que el campo magnético terrestre desvía y estrella contra nuestra atmósfera.

Cuando estas partículas provenientes del sol chocan con las moléculas de aire de nuestra atmósfera, éstas se excitan produciendo su propia luz, verde para el oxígeno y azul o rojo para el nitrógeno, que una vez encendidas abarcan toda esa onda que cubre el cielo, que es lo que vemos como aurora.

Pero con explicación o sin ella, la danza de colores en el cielo nunca dejó de ser un espectáculo imponente. Y contemplarlo al menos una vez en la vida forma parte de los principales sueños de cualquier viajero.

Hay diversas maneras de experimentar las luces del norte. Canadá, Alaska, Suecia, Noruega y Finlandia ofrecen hoteles espectaculares para observarlas. Por ejemplo, Treehotel es unas moderno complejo de cabañas colgadas en lo alto de los árboles, ubicadas en medio de los bosques de Suecia.

Gracias a su original arquitectura, en la que se han utilizado materiales locales y ecológicos, sus grandes ventanales permiten obtener las mejores vistas al fenómeno natural y el valle del río Lule.

La Laponia finlandesa es una de las mejores zonas del país para disfrutar de espectáculo de las auroras boreales y el Kakslauttanen Artic Resort cuenta con varios iglús de cristal, desde donde contemplar el cielo y las auroras desde la cama, así como con cabañas con sauna y chimeneas.

El hotel también dispone de cabañas, casas e iglús de madera y hasta de hielo. Con el paso de los años creció hasta convertirse en uno de los más conocidos del círculo polar ártico por su ubicación e instalaciones.

El Hotel iglú Sorrisniva, a orillas del río Alta, en Noruega, es un recinto que se reconstruye cada año, cuando llega el invierno. Cuenta con 26 habitaciones, suites, un bar y una capilla, todo de hielo. Además, tiene un jacuzzi exterior.

A los huéspedes se les proporcionan pieles de renos y abrigos térmicos para no sufrir las altas temperaturas.  Esta área rodeada de bosques y montañas es una de las más populares de Noruega para contemplar las auroras boreales, por lo que el hotel dispone de excursiones y de tiendas de campaña donde resguardarse y disfrutar del momento.

Cazando auroras

Pero la oferta de experiencias no se agota ahí. Todos los destinos para ver las auroras boreales han establecido excursiones y paquetes con diversas actividades de nieve que van desde tomar un trineo tirado por perros hasta conducir motos de nieve, o contratar un safari.

No todo es lujo a la hora de pensar en vivir esta fascinante experiencia. Hay opciones más económicas también: en la Laponia sueca se encuentra el Parque Nacional Abisko, uno de los mejores sitios para cazar auroras por sus características geográfica.

Si bien llegar al polo ártico no es barato, existen excursiones más terrenales.

Cuenta con hospedajes más terrenales, excursiones a pie y accesibles opciones gastronómicas en las que predomina la carne de alce.

Eso sí: para llegar a este recóndito lago congelado 250 kilómetros adentro del Círculo Polar Ártico, hay que tomar un tren de 22 horas que sale desde Estocolmo.

Generalmente, los recorridos para cazar auroras duran entre tres y cuatro días, pero pueden extenderse hasta siete noches, considerando en que no hay avistamientos diarios garantizados.

Como sea, cada experiencia es única. Al igual que las fascinantes auroras.

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