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Martina Elisa Montoya: «Todos somos obras de arte»

En sus obras hiperrealistas, la joven argentina, referente del arte viviente, usa el cuerpo humano como lienzo. El resultado es tan sorprendente como irrepetible.

5 de diciembre de 17 . 13:29hs
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Azul Zorraquín

El ser humano como arte, o el arte como ser humano. De esta dualidad nace el arte viviente, una particular técnica que convierte a las personas en objetos artísticos hiperrealistas gracias a una combinación de pintura y fotografía.

Una de sus pocas representantes a nivel local es Martina Elisa Montoya, quien usa el cuerpo humano como lienzo en sus obras para correr el límite entre la realidad y el arte. El resultado es tan original como irrepetible.

La joven cuenta que de chica amaba que le pinten la cara en los cumpleaños, y que siempre tuvo remeras intervenidas por ella. “Me acuerdo que una vez pinté toda la pared del lavadero”, dice con una mezcla de picardía y orgullo.

Si pudiera comprar un cuadro asegura que sería El beso de Gustav Klimt. Y ya que es cuestión de fantasear,  sueña con tomar unos mates con Paul Cézanne.

 

Entre la intuición y el juego, esta técnica ya la llevó a participar en grandes eventos sociales y artísticos en Buenos Aires, donde exhibe su arte viviente. En vivo, valga la redundancia.

Obsesiva del color azul, Martina camufla las pinceladas de su lienzo con seres humanos que se desdibujan y se convierten en una obra estática a través de la fotografía. O bien, pensado desde otro lugar, ciertamente cobra vida y se vuelve dinámica.

En una charla mano a mano con ACONCAGUA, así explica su particular obra.


– ¿Qué es lo que más te inspira?

– Las historias de vida de las personas.

– ¿Cómo surge la idea del arte viviente en tu obra?

– Había visto que la técnica se implementaba en otras partes del mundo y me volvía loca. No conocía a nadie que lo hiciera acá en nuestro país, y eso me parecía un desafío enorme; sobretodo porque combinaba las dos cosas que más me gustan: las personas y la pintura. Un día, sin darme cuenta, terminé mechando un poco de todo lo que me gusta y así llegó el querido arte viviente. Lo descubrí y nunca paré.

– Contáme qué significa para vos darle dinamismo a una obra de arte, que suele más bien ser estática.

– El dinamismo de cada obra surge de la autenticidad y espontaneidad del artista; creo que hay tantas formas de darle dinamismo a una obra, como artistas en el mundo. Dinamismo para mí implica movimiento y sensación y va de la mano con el mensaje que se busque transferir. En mi caso me gusta trasmitir la idea de que todo puede ser transformado en una obra de arte, que nosotros mismos somos obra de arte.

– ¿Y cómo es el proceso creativo?

Esta técnica contiene dos etapas muy especiales y opuestas: una de soledad absoluta y pura libertad, que es cuando pinto los fondos, y otra de completa conexión y comunicación con la persona a la que pinto. Después se genera un efecto que impacta y es donde se confunde realidad y obra. Es increíble ver el proceso y captar cómo cada elemento se va adentrando en la pintura, generando un sólo plano.

– ¿Qué es lo que más disfrutas de esta técnica y en qué que crees que puede mutar en un futuro?

– Me encanta desconectarme del mundo real y conectarme con mi mundo interior, el de la imaginación. Hoy por hoy, estoy feliz. El día de mañana pienso que podría transmitir un mensaje más profundo con mi arte viviente; lograr que transporte a la gente a algún lugar personal, que conmueva, que emocione. Darle un aspecto sensible.

La última: ¿qué es el arte para vos?

– Una herramienta súper poderosa para comunicar; donde la sensibilidad, la creatividad y la intuición se encuentran. ^^^

Domingo

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