Fue una obra provocadora, global, efímera, conceptual, clandestina. Pero sobre todo, maestra.

La coloración de Venecia por parte del artista argentino Nicolás García Uriburu en 1968 permanece como un de los hitos estéticos más disruptivos del arte contemporáneo. Y también de la ecología.

Por eso, para celebrar el momento en que hace 50 años el artista tiñó de verde las aguas de la legendaria ciudad italiana, el Museo Nacional de Bellas Artes presenta la exposición «Venecia en clave Verde: Nicolás García Uriburu y la coloración del Gran Canal», que permanecerá abierta con entrada gratuita hasta el 30 de septiembre.

«García Uriburu es un referente clave del land art y, a la vez, un pionero de la conciencia ecológica, que formuló con el lenguaje de la acción artística», sostuvo el director del Bellas Artes, Andrés Duprat en diálogo con ACONCAGUA y otros medios de prensa.

Y agregó: «Tiñiendo las aguas de verde en plena Bienal de Venecia, proponía una doble lectura en un solo gesto: denunciaba la actividad humana que trastoca la naturaleza; y, por otra parte, al hacerlo de forma clandestina, sin amparo de las instituciones, ponía en cuestión el sistema de las artes, acorde al espíritu de la época.»

La exhibición, curada por Mariana Marchesi –directora artística del museo– se concentra en el período que va del 68 al 74, definitorio en la obra del artista, y reúne serigrafías, fotos intervenidas, pinturas y material documental de aquellos años.

El arte y la vida

Artista y conservacionista, la premisa fundamental de García Uriburu –fallecido en 2016–  fue fusionar el arte con la vida misma.

Radicado en Europa durante la década del sesenta, tras meses de investigación decidió para su gran golpe en Venecia utilizar una sustancia florescente que habían desarrollado los científicos de la NASA para teñir el agua y señalar a las naves espaciales dónde amarizar.

El líquido verdoso, claro está, era amigable con el medio ambiente: inofensivo para la fauna y la flora marina, desaparecía al cabo de unas horas.

De hecho, por su carácter efímero, los expertos señalan que la acción se inscribe en el movimiento conceptualista, que incluye modalidades como el body art o la perfomance.

Esta icónica acción fue la primera de numerosas intervenciones con el foco puesto en la naturaleza que el artista realizó en distintas ciudades del mundo, como París, Nueva York, Bruselas o Buenos Aires.

La muestra, que según señaló la hija del artista, recorrerá el interior del país, cuenta con el apoyo de la Fundación Nicolás García Uriburu y la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes.

Un imperdible homenaje al hombre que pintaba los ríos.

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