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Cuarentena sustentable: un tiempo para tomar consciencia

Quedarse en casa puede ser una oportunidad para incorporar nuevos hábitos.

14 de abril de 20 . 08:45hs
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Manuel Torino

Uno de los efectos más notorios de esta cuarentena es que el tiempo ya no es oro. Confinados en casa, de pronto todos nadamos en minutos, lo que indica que uno de los bienes más preciados del mundo tal como lo conocíamos, se devaluó.

En cambio, otros recursos que creíamos tener en abundancia, como la salud física -y la mental-, comienzan súbitamente a escasear.

Quizás por esta combinación de factores, por estos días cada vez son más los que aprovechan el aislamiento obligatorio para incorporar de forma voluntaria hábitos más conscientes, sanos y sustentables a sus rutinas.

Nati de @ecointensa

Desde su cuenta @ecointensa, Nati Mazzei da tips para una #cuarentenasostenible.

Nuestra ventana a este nuevo orden de prioridades son, por supuesto, las redes sociales. Redimidas hasta por sus críticos más acérrimos, son más útiles que nunca y rebalsan de consejos que reflejan una tendencia hacia un consumo más consciente, que estaba latente en los ya lejanos tiempos pre-pandemia pero que hoy se manifiesta en cada pantalla. Y, por qué no, en cada balcón de la ciudad.

Ahora que lo único que tenemos es tiempo, es un gran momento para sumar hábitos sustentables

«Cuando hablamos de cuidarnos a nosotros y al medio ambiente, muchas veces la excusa es ‘no tengo tiempo’. Por eso creo que, ahora que lo único que tenemos es tiempo, es un excelente momento para empezar a incorporar hábitos sostenibles», dice Nati Mazzei, activista ambiental.

Desde su cuenta @ecointensa en Instagram lanzó una campaña colectiva llamada #guiadecuarentenasostenible para fomentar estos cambios de hábitos. Y agrega: «Hay que arrancar ahora, darnos cuenta de lo fácil que es, y mantenerlo para el resto de nuestras vidas».

Cocina terapéutica

En esta línea, la cocina saludable es trending topic. Mariano Sánchez, chef ejecutivo del restaurante Enero, fue uno de los primeros en abrir su recetario en las redes sociales.

«No soy doctor, pero sí cocinero. Así que si alguien necesita ayuda porque no sabe qué cocinar con lo que tiene en su heladera, mándeme una foto y al toque les diré lo que pueden hacer», subió en su cuenta @marianosanchef.

«Es una cuestión de repensar nuestras prioridades y tomar consciencia de la importancia de la alimentación», dice Sánchez, quien a su vez resalta la necesidad de mantener una dieta nutritiva en la medida de lo posible.

Cocinar incluso puede ser terapéutico. Algo nada menor, considerando que el aislamiento social empieza a tener efectos psicológicos. Así lo entiende Germán Torres, panadero y dueño de Salvaje Bakery. La semana pasada dio una clase magistral en Instagram sobre cómo hacer pan casero con el objetivo, precisamente, de que todos nos quedemos en casa.

Cocinar nos permite salir de lo mental para pasar a un plano más físico

«Estos tiempos demuestran que muchas veces es mejor hacer las cosas con nuestras propias manos. Como terapia incluso, para hacer algo con las manos que no sea para cambiar de canal o usar el celular, que es la actividad que la mayoría de la gente le venía dando a sus dedos», dice uno de los padres del movimiento de masa madre desde su reducto de Colegiales.

Y agrega: «De golpe, encontranos con las manos llenas de masa nos permite dejar salir de lo mental para pasar a un plano más físico y eso creo que es muy importante en este momento. Además el pan casero es más económico, sano y sustentable que el industrial. Y se puede hacer en familia.»

Ritmo natural

Volviendo al concepto del tiempo, si algo de positivo tiene este parate forzado, es que nos permite reconectarnos con el ritmo de la naturaleza. No son pocos los que aprovecharon estos días de balconeo intensivo para reeditar un experimento que nos transporta a la escuela primaria: la germinación de semillas. La palta, el tomate, la albahaca y la cebolla, por ejemplo, son plantas comestibles que se pueden sembrar en casa, sin necesidad de ir a un vivero, aprovechando sus propias semillas o brotes.

Otro proceso 100% natural, ideal para estos días en los que la paciencia es una virtud, es el compostaje. A pesar de que carga con mala prensa -suele pensarse en un tacho hediondo y sucio- se trata de un sistema simple, económico y de bajo mantenimiento que ofrece muchos beneficios.

El compostaje reduce casi la mitad de nuestra basura diaria

«El compostaje reduce una buena parte de los desechos orgánicos que generamos en casa y que representan casi la mitad de nuestra basura diaria», dice Coke Nazar, arquitecto y experto en sustentabilidad social, quien dicta talleres urbanos de huerta y compost.

¿Es posible armar una compostera sin romper la cuarentena? «Claro que sí. Está al alcance de todos y es adaptable a cualquier ambiente: se puede hacer una compostera con una vieja maceta, con un balde o con cualquier tipo de contenedor.

[Leé más: Cuarentena sustentable: cómo hacer tu propio compost en casa]

Hay que ir alternando los orgánicos con capas de material seco como cartón, hojas y tierra. Con el tiempo se empieza a descomponer y se obtiene tierra fértil», explica Nazar. Dato para los padres que empiezan a desesperarse: el compost mantiene ocupados a los más chicos y les transmite a diario valores de consumo responsable y respeto por la naturaleza.

Repensar el plástico

La cuarentena sustentable también puede servir para repensar nuestra relación con el plástico. Según datos del gobierno porteño, casi un 15% de la basura hogareña que se genera es plástico. Muchos de estos residuos son de un solo uso: duran apenas unos minutos en nuestras manos pero luego tardan cientos de años en degradarse.

Con el coronavirus la situación se agrava si consideramos que la recolección de reciclables está afectada en muchos puntos de ciudad. Por eso los expertos recomiendan disponer algún rincón de nuestros hogares para guardar esos residuos.

«Hay que limpiarlos, secarlos, compactarlos y almacenarlos por categoría hasta que la cuarentena termine. Otro consejo para los plásticos blandos es hacer una botella del amor», propone Mazzei sobre una práctica que cada vez gana más adeptos: juntar los envoltorios plásticos de forma bien comprimida en botellas que luego se convierten en «madera plástica». Organizaciones como @llenaunabotelladeamor las aprovechan para fabricar sillas, mesas o macetas con fines solidarios.

botella de amor

La botella del amor, una alternativa para el plástico de un solo uso.

Por estos días el tiempo abunda. Y los consejos también. Salvo quedarse en casa, ninguno de ellos es obligatorio. Pero quizás no haya mejor oportunidad que la cuarentena para incorporar hábitos sustentables que luego nos acompañen el resto de nuestras vidas.

Esta columna fue publicada originalmente en el diario La Nación.

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