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¿Tres mentiras cada diez minutos?

Nos indignamos por la falta de honestidad de políticos o celebridades, aunque en realidad es un problema padecido por la mayoría de la sociedad, reflexiona Ismael Cala.

27 de julio de 17 . 10:56hs
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Ismael Cala

REFLEXIÓN CALA

Algunos seres humanos acogen el mal hábito de ocultar la verdad, normalmente por miedo, vergüenza o presión social. El filósofo griego Aristóteles decía que “el castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad”.

Es curioso, pero la sociedad exige a todo funcionario público o  a las celebridades que sean completamente sinceros.

Tomamos como una auténtica traición toda falta de honestidad de estos personajes, aunque en realidad sea un problema padecido por la mayoría, en mayor o menor grado.

Según un estudio de la Universidad de Southampton (Reino Unido), una persona cuenta hasta tres mentiras en una conversación de diez minutos.

Bajo la acepción de “falsedad” también aparecen las exageraciones u omisiones. Las mentiras se convierten en hechos habituales. ¿Quién no las dice en algún momento del día? Tristemente, nos hemos acostumbrado a seguir empujando esa bola de nieve que, cuanto más rueda, más grande se vuelve, como explicaba Martín Lutero.

Decimos tres mentiras cada diez minutos en promedio

Una investigación realizada por The Works ha desvelado que las mentiras más habituales en una pareja tratan de evitar que el otro se sienta mal, o una confrontación.

Por cierto, la principal mentira en ambos sexos es “no me pasa nada, estoy bien”. ¿Qué ganamos mintiendo? El embuste es sinónimo de pérdida de confianza y autoestima.

Dice un proverbio que “con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver”.

No podemos encomendarnos al futuro con pilares tan frágiles como las mentiras. Por ello, debemos trabajar cada día nuestro propio destino, aprender a gestionar la vida, mejorar la autoconciencia, la confianza en uno mismo y, sobre todo, comenzar a querernos. Como decía Brigham Young, “los corazones honestos producen acciones honestas”.

La honradez comienza siendo fieles a nosotros mismos

La honradez debe comenzar siendo fieles a nosotros mismos. Gracias a la sinceridad, rompemos los muros que hemos levantado a nuestro alrededor. La mentira nos impide vivir de acuerdo a nuestras promesas de luchar por mejores propósitos.

Es buen momento para replantearnos las mentiras, omisiones o exageraciones que hemos contado a lo largo del día de hoy, y marcarnos como objetivo resolverlas. Al fin y al cabo, como dice Andrés Calamaro, “la honestidad no es una virtud, es una obligación”. ^^^

Domingo

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