Bruselas asediada por tractores. Desde la noche, las bocinas de los vehículos agrícolas resonan en las calles de la capital belga, donde miles de agricultores han llegado para protestar contra el acuerdo Mercosur y la nueva redistribución de los fondos europeos, considerada penalizadora para todo el sector agrícola.
La movilización coincide con el último Consejo Europeo de 2025, convocado para encontrar una solución sobre la financiación de Ucrania para el bienio 2026-2027. Una cumbre complicada, marcada por la resistencia de algunos países -entre ellos Bélgica- a la utilización de los activos rusos congelados y a la hipótesis de alternativas al simple préstamo. De fondo, la presión de Estados Unidos y la necesidad de que Europa demuestre, con hechos, que todavía es capaz de desempeñar un papel creíble.
Los agricultores arrojaron estiércol frente al Parlamento Europeo, mientras petardos y bombas de humo transformaban el Barrio Europeo en una zona roja custodiada por un despliegue masivo de fuerzas de seguridad. Una jornada de protestas debería terminar en la plaza de Luxemburgo, donde también llegaron delegaciones italianas, con las banderas de Coldiretti Y Confagricultura.
La tensión aumentó cuando algunos manifestantes arrojaron estiércol a la policía desplegada frente al Parlamento, provocando una respuesta con cañones de agua y bombas de humo. Mientras tanto, en los círculos diplomáticos europeos se filtra que no se alcanzará ningún acuerdo sobre Mercosur en esta cumbre: la oposición de Francia e Italia sigue siendo fuerte y aún serán necesarias semanas de negociaciones.
¿Qué es el Mercosur?
Mercosur (Mercado Común del Sur) es una organización internacional fundada en 1991 con el objetivo de integrar económicamente a los países de América del Sur. Fundado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, el Mercosur tiene como objetivo liberalizar el comercio, adoptar regulaciones comunes en sectores clave como el medio ambiente, la competencia y la protección de la propiedad intelectual, y crear un mercado común sudamericano. A lo largo de los años, otros países se han sumado al Mercosur como miembros asociados u observadores, entre ellos Chile, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela.
Sobre el papel, un proyecto de integración regional. De hecho, sin embargo, el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur, en discusión desde hace más de veinte años, se ha convertido en uno de los expedientes más controvertidos en Bruselas. Y no sólo para los agricultores.
El acuerdo prevé una fuerte liberalización comercial: Europa abriría su mercado a grandes cantidades de productos agrícolas sudamericanos -especialmente carne vacuna, aves, azúcar, etanol y soja- a cambio de mayores exportaciones industriales y automotrices europeas a América Latina.
Y aquí es donde salta la alarma en el mundo agrícola europeo.
Porque los agricultores dicen que no
Los agricultores cuestionan el acuerdo por una razón central: la falta de reciprocidad. En Europa, las empresas agrícolas deben cumplir normas estrictas sobre pesticidas, bienestar animal, trazabilidad, protección del medio ambiente y derechos de los trabajadores. Normas que aumentan los costes de producción pero garantizan altos estándares.
Muchos productos del Mercosur, sin embargo, llegarían al mercado europeo con restricciones mucho más débilesa menudo vinculados a modelos y prácticas de agricultura intensiva que estarían prohibidos en la UE. ¿El resultado? Competencia desleal y dumpingcon precios más bajos que corren el riesgo de arruinar a las empresas agrícolas europeas, especialmente las pequeñas y medianas.
No es sólo el impacto económico lo que es preocupante. Según ambientalistas y organizaciones agrícolas, el acuerdo UE-Mercosur corre el riesgo de empeorar la deforestación, la pérdida de biodiversidad y la crisis climática. En Brasil, Argentina y Paraguay, la expansión de la ganadería y el cultivo de soja se encuentran entre las principales causas de la destrucción de la Amazonía, el Cerrado y el Gran Chaco.
Abrir el mercado europeo a estos productos significa, de hecho, externalizar el impacto ambientalmientras que en Europa se pide a los agricultores que reduzcan las emisiones, los pesticidas y el consumo de tierra.
Las peticiones: basta de dumping y normas iguales para todos
Hemos explicado por qué los agricultores están en las calles – declara el presidente del Copa-Cogeca, Massimiliano Giansanti. La agricultura es un sector estratégico para la Unión Europea. Garantizamos la seguridad alimentaria y protegemos el principal mercado agroalimentario del mundo. No podemos abrir las puertas a productos que no cumplan con nuestros propios estándares. Exigimos una reciprocidad real en todos los acuerdos comerciales.
El día en que la capital belga está bloqueada para el último Consejo Europeo de 2025 (los 27 debaten para encontrar una solución sobre la financiación de Ucrania para 2026-2027), los agricultores europeos cuestionan el acuerdo con América Latina, precisamente el Mercosur, – al que Europa está negociando una posible adhesión – y la nueva distribución de los fondos europeos que penalizaría a todo el sector agrícola, en particular a Europa Occidental, especialmente a Francia, Alemania e Italia.
Las preocupaciones sobre la perspectiva de una afluencia de productos sudamericanos a Europa (carne de vacuno, azúcar, soja) se suman a las relacionadas con la reforma de las subvenciones de la PAC, de la que se acusa a la Comisión Europea de querer «diluido» en el presupuesto europeo. La FNSEA francesa ha previsto una fuerte movilización, con «más de 10.000 agricultores» esperado, incluido un gran contingente francés. Es «Solicitar opciones claras a los jefes de Estado y a la Comisión Europea para el futuro de la agricultura europea.“, argumentó el principal sindicato francés.
Un mensaje claro, que llegó entre bocinas, estiércol y bocas de incendio: sin un cambio de dirección en las políticas agrícolas y comerciales, la brecha entre Bruselas y quienes trabajan la tierra está destinada a ampliarse.