Presupuesto 2025, de los animales a los bosques: los 8 movimientos de choque con los que Europa está desmantelando la protección del medio ambiente

Desde la protección de los bosques hasta la protección de la vida silvestre, pasando por el clima, el agua y la agricultura: 2025 corre el riesgo de pasar a la historia como el año en el que la Unión Europea dio un abrupto giro de 180 grados en sus políticas ambientales.

Según el presupuesto publicado por WWF Italia, las instituciones comunitarias están abandonando progresivamente el Pacto Verde para dejar espacio a una agenda que favorece el rearme, los intereses industriales y la desregulación, en detrimento del medio ambiente y la salud pública.

Y no es de extrañar que, bajo la presión de algunos gobiernos nacionales -incluido el italiano-, los grandes lobbies económicos y las presiones geopolíticas externas, Europa haya comenzado a desmantelar pieza por pieza las protecciones construidas en las últimas décadas. Todo disfrazado tras la palabra “simplificación”, que en realidad se traduce en menos reglas, menos controles y menos protección para los ciudadanos y los territorios.

Las ocho elecciones clave que marcan la retirada

El primero se refiere a la Reglamento Antideforestación (EUDR)creado para evitar que productos vinculados a la destrucción de bosques entren en el mercado europeo. Después de posteriores aplazamientos y debilitamientos, el texto fue efectivamente anulado, con consecuencias dramáticas: cada año de retraso significa la tala de millones de árboles y nuevas emisiones que cambian el clima, a pesar de la evidencia científica sobre el papel del consumo europeo en la deforestación global.

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Otro duro golpe viene con el llamado Entorno ómnibusque pone en tela de juicio pilares históricos de la legislación de la UE, como las Directivas sobre hábitats, aves y agua. Un retroceso que pone en riesgo la biodiversidad, la calidad del agua, la salud pública y la capacidad de los territorios para resistir sequías e inundaciones.

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Entre las opciones más controvertidas también está la degradación de la protección del lobodecidió a pesar de la evidencia científica que demuestra que el sacrificio no reduce los daños a las granjas. Una decisión simbólica y política, que allana el camino para una gestión más permisiva de la vida silvestre.

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En el frente agrícola, la Política Agrícola Común se despide definitivamente de la transición verde: se han abolido las limitaciones ambientales, se han reducido las protecciones en los espacios Natura 2000 y se han ignorado estrategias clave como De la granja a la mesa y Biodiversidad 2030. Y mientras se anuncian recortes de recursos futuros, se espera que la competencia entre la agricultura y otros sectores acceda a los fondos europeos.

También decepcionante políticas climáticas. Los objetivos de reducción de emisiones se reducen, la eliminación gradual de los motores de combustión interna se debilita y instrumentos clave como el ETS sufren aplazamientos y revisiones que comprometen su eficacia. El resultado es una Europa cada vez más alejada de los compromisos del Acuerdo de París.

Para empeorar el panorama, el cancelación del programa LIFEel único instrumento de la UE enteramente dedicado al clima y la biodiversidad. Sin una financiación específica y vinculante, los proyectos medioambientales corren el riesgo de quedar marginados.

También preocupante Luz verde a los pesticidascon la prórroga indefinida de las autorizaciones y la eliminación de los plazos. Una elección que reduce drásticamente las garantías para el medio ambiente y la salud, a pesar de sentencias y estudios científicos que apuntan a riesgos concretos.

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Finalmente vienen debilitado las normas sobre responsabilidad corporativareduciendo la transparencia, las obligaciones de prevenir daños ambientales y proteger los derechos humanos a lo largo de las cadenas de producción.

El mensaje es claro: la Unión Europea debe volver a defender los bienes comunes, aplicar las leyes existentes y fortalecer -no desmantelar- la protección de la naturaleza y la salud.

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