La inteligencia artificial está en todas partes. Lo utilizamos para escribir, traducir, trabajar, estudiar, crear imágenes, optimizar procesos industriales e incluso afrontar la crisis climática. Pero detrás de esta tecnología aparentemente «inmaterial» se esconde un costo ambiental enorme, a menudo ignorado. Un nuevo estudio científico, publicado en una revista revisada por pares, centra la atención en un hecho aleccionador: Sólo en 2025, los sistemas de IA podrían haber consumido una cantidad de agua comparable a todo el consumo anual mundial de agua embotellada..
¿Cuánta agua consumió la inteligencia artificial en 2025?
Según la investigación, en 2025 la IA habría requerido entre 312,5 y 764,6 mil millones de litros de agua. Números que no tienen nada de abstracto y que de repente se concretan si pensamos que estamos hablando de un volumen similar al que utiliza cada año, en todo el mundo, la industria del agua envasada.
La razón principal de este consumo no es el entrenamiento de los modelos en sí, sino refrigeración del centro de datoslas enormes infraestructuras que albergan los servidores que ejecutan sistemas como modelos de lenguaje avanzados. Los cálculos necesarios para que estas tecnologías funcionen generan una cantidad impresionante de calor y, para evitar el sobrecalentamiento, a menudo recurrimos a sistemas de enfriamiento evaporativoque utilizan grandes volúmenes de agua.
A esto se suma un aspecto menos obvio pero aún más impactante: agua utilizada indirectamente para producir electricidad que alimenta los centros de datos. Los autores del estudio explican que el consumo de agua vinculado a la producción de electricidad puede ser tres o cuatro veces mayor en comparación con el agua utilizada directamente para enfriar los servidores.
La huella de carbono de la IA es comparable a la de una gran metrópoli
El consumo de agua no es la única señal de alerta. La misma investigación estima que Las emisiones de CO₂ generadas por la inteligencia artificial en 2025 se sitúan entre 32,6 y 79,7 millones de toneladas. Para dar un orden de magnitud, se trata de valores. comparable a las emisiones anuales de una ciudad como Nueva Yorkconsiderando los sectores de energía y transporte.
Un hecho que pone de relieve una paradoja cada vez más evidente: una tecnología diseñada también para ayudarnos a resolver los problemas medioambientales está contribuyendo significativamente a empeorarlos. La adopción de la IA está creciendo a un ritmo exponencial, pero la infraestructura que la sustenta no siempre sigue el mismo ritmo en términos de sostenibilidad.
La cara oculta de los centros de datos entre el silencio corporativo y la petición de transparencia
Uno de los aspectos más críticos resaltados por los expertos se refiere a la poca transparencia. Muchas grandes empresas de tecnología hablan de cuánta agua y energía se utilizan realmente para los servicios de inteligencia artificial. Esto dificulta tener estimaciones precisas y, sobre todo, evaluar el impacto real de las plataformas individuales.
Los académicos subrayan que, sin datos claros, también es complejo para los gobiernos y los ciudadanos comprender cuánto está impactando la IA en los recursos naturales, particularmente en áreas ya afectadas por estrés hídrico. Este no es un detalle menor: muchos centros de datos están ubicados en regiones donde el agua ya es un recurso crítico, lo que aumenta la competencia entre los usos industriales y las necesidades de las comunidades locales.
La buena noticia es que hay una salida. Los expertos coinciden en algunos puntos clave: Centros de datos alimentados por fuentes renovables.sistemas de refrigeración más eficientes y que consumen menos agua, recuperación del calor producido por los servidores y, sobre todo, regulación más estricta que impone normas medioambientales claras.
Sin estas intervenciones, el riesgo es que la expansión de la inteligencia artificial siga pasando factura al agua, el clima y los ecosistemas, transformando una promesa de progreso en un nuevo problema ambiental.
La IA puede ser parte de la solución, pero sólo si dejamos de considerarla irrelevante y empezamos a buscar también a sus fundamentos físicoshecho de servidores, energía y millones de litros de agua.