La sostenibilidad y la música pueden desaparecer con el tiempo. lo demostró Elisaque con el concierto del 18 de junio en San Siro ha transformado uno de los escenarios más emblemáticos de Italia en un laboratorio de buenas prácticas medioambientales. Un evento con entradas agotadas, pero también un experimento exitoso Reducción del impacto ecológico de los grandes espectáculos en vivo..
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Según datos difundidos por la cantante, la iniciativa -realizada en colaboración con el Centro de innovación musical – alcanzó el 84,4% de recogida selectiva de residuos, porcentaje importante para un evento de esta magnitud. En total se recogieron 3.850 kg de residuos reciclables, 3.130 kg de plástico y metal y sólo 600 kg de residuos sin clasificar. Se enviaron a recuperación 120 kg de papel, cartón y Tetra Pak, lo que contribuyó a un ahorro estimado de 12,2 toneladas de CO₂ equivalente.
De los materiales recolectados nacerán. 744 cajas de cartón, 7.728 sudaderas polares y 65 bicicletasdemostrando cómo la diferenciación puede convertirse en un acto creativo y circular. Un mensaje concreto: incluso un gran concierto puede ser una fábrica de nueva vida para los materiales utilizados.
En el frente del tirar basura – el abandono de las colillas y los pequeños residuos – San Siro quedó un 9% más limpio que eventos anteriores. Sólo el 13% de las áreas mostraron signos de basura, en comparación con un promedio del 22% registrado en eventos similares. Una cifra que también muestra un cambio de comportamiento por parte del público, que se muestra más atento e implicado. Como escribió Elisa en su post: “¡Has marcado la diferencia! Hicimos historia”.
El compromiso también continuó a nivel energético. El evento provocó una reducción del impacto fósil directamente asociado con el evento en más del 50%. Este resultado se logró principalmente gracias a laImpulsando el concierto con biocombustible HVO de segunda generación.que permitió Evita 93.000 kg de CO₂ respecto a un evento tradicional. De media, las emisiones se redujeron en un 51,9%, con una reducción adicional del 17% en comparación con el diésel tradicional y más del 80% de reducción en la configuración técnica. Números que confirman la posibilidad de un nuevo modelo de producción musical, capaz de combinar entretenimiento y responsabilidad ambiental.
Elisa definió estos datos como «prueba irrefutable» de que los conciertos sostenibles no son una utopía. Y efectivamente los resultados hablan por sí solos: menos residuos, menos emisiones, menos residuos. Pero sobre todo más conciencia colectiva.