Crisis del agua en Puglia: la Región declara el estado de emergencia

No hay agua en Puglia. Pocas precipitaciones, altas temperaturas incluso a finales de otoño y embalses llenos sólo al 40% de su capacidad: todo significa que en estas zonas la situación del agua peor día a día, tanto es así que desde 20 de octubre Acquedotto Pugliese SpA ha implementado medidas adicionales reducciones de presión en toda la red.

Una situación definida de “emergencia en toda regla«, lo que amenaza la capacidad de garantizar el suministro de agua potable en todo el territorio regional: en este momento, los manantiales y embalses que alimentan la red gestionada por AQP están a menos del 50% de la media de los últimos diez años. La gravedad de la crisis ha sido certificada por el Observatorio Permanente sobre los Usos del Agua (OPUI) del Distrito Hidrográfico de los Apeninos del Sur, que clasificó el nivel de La severidad del agua del sector potable es «alta».

El Plan de Emergencia 2025-2026

El panorama que surge de las últimas estimaciones no es nada tranquilizador: entre octubre y diciembre de 2025, los embalses de Apulia podrían perder más de 62% del agua disponible en comparación con el promedio histórico.

Esta crisis no surge de la nada: lluvias cada vez más escasasel aumento del consumo y la dependencia de manantiales y embalses situados en Campania y Basílicata, como Sele-Calore, Monte Cotugno, Pertusillo, Conza y Locone, están devolviendo a Puglia a las emergencias de 2008 y 2017. Incluso con la colaboración entre las Regiones, las reservas garantizan agua potable para todos.

Para hacer frente a la situación, se puso en marcha el nuevo Plan de Emergencia 2025-2026: prioridad absoluta al agua para uso doméstico, racionamiento selectivo y lucha contra las presiones en las redes. La Sala de Control «Crisis del Agua» seguirá coordinando cada actuación, desde Protección Civil hasta los consorcios de regantes.

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Además de las medidas de emergencia, el Plan pretende asegurar el futuro del agua de Apulia: reforzar la infraestructura, reducir las pérdidas y reutilizar aguas residuales refinadas según las normas europeas. Porque el verdadero desafío no es superar la emergencia: es evitar que se convierta en la nueva normalidad.

No sólo Apulia

La Asociación Nacional de Consorcios de Protección y Gestión de Tierras y Aguas de Riego (ANBI) es clara: Italia vive «condiciones cada vez más frágiles desde el punto de vista hidrogeológico»donde en el Norte se alternan lluvias intensas e inundaciones, y en el Centro-Sur la consigna es: sequía, con tierras áridas y reservas de agua casi agotadas.

Según el Observatorio Europeo de la Sequía (EDO European Drought Observatory), los ríos y lagos históricos de Italia muestran claros signos de sufrimiento: en Lacio, por ejemplo, el río Tíber ha registrado caudales superiores al -30% de la media, y otros sistemas hídricos locales muestran niveles hidrométricos en constante descenso.

La crisis del agua ya no es un problema relegado a Apulia, Sicilia o las regiones del sur: es nacional. De Norte a Sur las señales son claras: disponibilidad reducida, precipitaciones insuficientes, infraestructura bajo presión. Si no intervenimos con decisión y rapidez, la culpa no sólo será de la crisis climática, sino también de una gestión que no esté a la altura.

Fuentes: Acquedotto Pugliese SpA / EDO Observatorio Europeo de la Sequía