Treinta años de desastres climáticos nos han costado 832.000 víctimas y 4,5 billones de dólares (e Italia se encuentra entre los países más afectados)

Belém, Brasil. En la ciudad que domina el Amazonas, el COP30 Comienza con un mensaje que no deja lugar a la ambigüedad: la crisis climática ya no es un riesgo futuro, sino una condición permanente del presente.
reloj alemánuna organización independiente con sede en Bonn, ha elegido este contexto simbólico para presentar la Índice de Riesgo Climático 2026 (CRI)uno de los informes más esperados e influyentes sobre el tema. El análisis cubre treinta años de eventos extremosde 1995 a 2024, y el veredicto es inequívoco: 832.000 víctimas Y 4,5 billones de dólares en pérdidas económicas.

Detrás de las cifras hay una historia de vulnerabilidad y desequilibrios. El CRI no sólo mide la violencia de los eventos meteorológicos, sino que la capacidad de los países para prevenirlos, mitigarlos y recuperarse de ellos. Es en este entrelazamiento de clima y fragilidad estructural donde se dibuja la geografía del riesgo global.

Italiaa largo plazo, ocupa el puesto 16 entre los países más afectados. Esta no es una estadística simple: es la señal de una creciente vulnerabilidad en un continente que se está calentando al doble del promedio mundial. El olas de calorel inundaciones y el sequía de los últimos años muestran cómo el Mediterráneo es ahora un epicentro de la crisis climática.

El coste de treinta años de fenómenos extremos

En el período 1995-2024, se produjeron desastres climáticos más de 9.700 fenómenos extremos.

Las olas de calor y las tormentas causaron cada una alrededor del 33% del total de víctimas, mientras que estas últimas ostentaron el récord de daños económicos: representaron el 58% de las pérdidas totales, alrededor de 2,64 billones de dólares.
Las inundaciones, sin embargo, siguen siendo el fenómeno que afecta al mayor número de personas: casi la mitad (48%) de la población estuvo involucrada en eventos extremos en el período analizado.

2024 fue el año más cálido registrado. Por primera vez, la temperatura media mundial ha superado sistemáticamente el umbral de 1,5°C por encima de los niveles preindustriales. Desde Asia hasta Europa, las olas de calor han batido récords locales y han puesto en riesgo la salud de millones de personas.
La ciencia de la atribución confirma que el 74% de los eventos extremos analizados en los últimos años han sido amplificados por el cambio climático antropogénico. Sólo en 2024, se agregaron 41 días adicionales de calor peligroso para miles de millones de personas.

Desigualdad global: quién paga el precio más alto

El CRI 2026 confirma una desproporción ahora estructural: los paises del sur del mundolos menos responsables de las emisiones, son los que sufrir los peores impactos.
En el ranking de largo plazo (1995-2024), aparecen en la cima república dominicana, Birmania Y Honduras. Seis de los diez países más afectados se encuentran en el grupo de ingresos medianos bajos, ninguno entre las economías de ingresos altos.

La causa principal no es sólo la mayor exposición geográfica, sino la menor capacidad de adaptación y respuesta. El informe destaca cuántas naciones de bajos ingresos siguen atrapadas en un círculo vicioso: alta vulnerabilidad, recursos limitados e infraestructura frágil.
La falta de datos –especialmente sobre las olas de calor en el África subsahariana– sugiere que el impacto real en los países más pobres está incluso subestimado.

Europa e Italia bajo las garras del riesgo

Como se anticipó, Europa es ahora el continente que se calienta más rápido: el doble del promedio mundial desde la década de 1980. Esta tendencia alimenta un fuerte aumento de las olas de calor, las sequías y las precipitaciones extremas.

En este contexto, Italia ocupa el puesto 16 en el mundo en cuanto a riesgo climático a largo plazo (1995-2024). Un posicionamiento que le acerca a economías avanzadas pero expuestas como China Francia (12°C) y el Estados Unidos (18ºC).
Los acontecimientos de 2024 lo demuestran: la ola de calor que azotó el Mediterráneo en julio habría sido «prácticamente imposible sin el cambio climático» y ahora es entre 1,7 y 3,5 °C más cálida que los niveles preindustriales.
La sequía que afectó a Sicilia y Cerdeña en septiembre, con fuertes impactos sobre la agricultura y el abastecimiento de agua, vio aumentar su probabilidad en un 50% debido a alteraciones climáticas de origen humano.

El informe también destaca un problema de gestión de riesgos en los países de altos ingresos. En Italia, como en gran parte de Europa, la respuesta suele ser reactiva: se toman medidas después de la emergencia en lugar de prevenir. Un enfoque que amplifica los impactos y aumenta los costos.
el caso de inundaciones en España en 2024donde las alertas tempranas no se han traducido en acciones locales efectivas, es emblemático de esta fragilidad sistémica.

COP30: entre obligaciones legales y deberes políticos

CRI 2026 llega en un momento crucial. La COP30 en Belém no es sólo una negociación técnica, sino un banco de pruebas para ver si la comunidad internacional es capaz de cerrar la brecha entre palabras y recursos.

Germanwatch identifica cuatro prioridades:

Para aumentar la urgencia, en 2025 la Corte Internacional de Justicia (CIJ) aclaró que los estados tienen obligaciones legales para prevenir y mitigar los daños climáticos, incluido el deber de proporcionar recursos para la adaptación y las pérdidas.

El índice Germanwatch es, en efecto, una lista de datos, pero también y sobre todo un recordatorio de la responsabilidad colectiva. Si la crisis climática es la nueva normalidad, la política global y la economía global deben adaptarse al mismo ritmo. La alternativa es seguir contando –año tras año– las víctimas y los costos de un riesgo que ya no es una emergencia sino nuestra nueva vida cotidiana.

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