Casas enterradas en barro y escombros por todas partes: no, la inundación en Friuli no es un hecho excepcional

Casas aún invadidas por el barro, calles cubiertas de escombros y objetos personales destinados al vertedero: tres días después de la violenta inundación que azotó Friuli-Venezia Giulia, Greenpeace Italia ha documentado los estragos causados ​​por la crecida del río Torre en la aldea de Versa, en la provincia de Gorizia.

Desde hace unas horas, la organización ecologista está activa en el lugar con una unidad de rescate organizada junto con la comunidad local y las asociaciones locales. Gracias a la ayuda de voluntarios de toda Italia, armados con hidrolimpiadoras, contenedores y generadores, trabajamos incansablemente para limpiar de barro las casas y las calles y ofrecer apoyo a las familias afectadas.

Intervinimos para brindar apoyo directo a la población, pero también para denunciar las responsabilidades de las grandes empresas de petróleo y gas que, con la complicidad del gobierno, alimentan estos eventos extremos mediante emisiones fuera de control. Son ellos los que deben pagar los daños, no las personas, afirma Federico Spadini, de la campaña climática de Greenpeace Italia.

Las precipitaciones excepcionales, las inundaciones y los deslizamientos de tierra que afectaron a gran parte del Centro y del Norte confirman el aumento de la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos en un clima ahora desestabilizado por la dependencia de los combustibles fósiles. Un territorio comprometido por el consumo de suelo contribuye a agravar los efectos de las precipitaciones, lo que amplifica el riesgo de inestabilidad hidrogeológica.

La crisis climática y medioambiental conlleva costes humanos, sociales y económicos muy elevados, que recaen directamente sobre los ciudadanos y el gasto público.

Inundación del Friuli

Con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP30) que se celebra en Belém, Brasil, Greenpeace llama a los gobiernos a reducir drásticamente las emisiones, acelerar la salida de la era de los combustibles fósiles, proteger los territorios e introducir impuestos a las empresas del sector, principales responsables de la crisis climática, para que paguen por los daños causados.

Mientras tanto, nuestra Tierra está doblada en dos.

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