“El bioma más diverso de la Tierra alberga a casi cincuenta millones de personas, incluidos cuatrocientos pueblos indígenas. La Amazonia no es una abstracción: es hogar, es economía, es cultura, es vida”.
Con estas palabras del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva Se inaugura oficialmente en Belém, en el estado de Pará, en el corazón de la Amazonía, la 30ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30). Por primera vez, la principal conferencia climática del mundo se lleva a cabo en una región que representa al mismo tiempo urgencia y esperanza.
“Una decisión política y simbólica«, dice Lula. ¿Será entonces el momento adecuado para demostrar que la Amazonía es una parte esencial de la solución climática y no sólo un tema de debate?
Veremos. Lo cierto es que, como es habitual, a 10 años de los Acuerdos de París, las condiciones no son las más halagüeñas, si tenemos en cuenta que faltan Estados Unidos, que dejó esos acuerdos en manos de Trump, y los máximos exponentes de China e India.
El discurso de Lula
El Presidente esbozó tres pilares de acción que deberían guiar las negociaciones de la COP30: cumplir los compromisos climáticos ya asumidos, fortalecer la gobernanza global y poner a las personas en el centro de las decisiones climáticas.
Entre las propuestas, el presidente Lula apoyó la creación de un Consejo Global del Clima vinculado a la Asamblea General de las Naciones Unidas para garantizar una mayor coordinación y responsabilidad política entre los países.
Necesitamos instituciones que estén a la altura de la crisis que afrontamos, afirmó, hablando de una verdadera «COP de la Verdad», como espacio para combatir la desinformación y apoyar a la ciencia, y de una «COP de la Implementación», caracterizada por la transformación de los compromisos en acciones concretas. Y reiteró que, a pesar de los avances logrados desde el Acuerdo de París, el ritmo global sigue siendo insuficiente para contener el calentamiento planetario.
Vamos en la dirección correcta, pero a la velocidad equivocada.
Lula contra los negacionistas
Controlan algoritmos, siembran odio, siembran miedo, atacan instituciones, ciencia y universidades. Es hora de infligir una nueva derrota a los negacionistas»: con estas palabras el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se dirige directamente a los negacionistas de la crisis climática, con un golpe, evidentemente, dirigido al presidente Trump.
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Si quienes hacen la guerra estuvieran aquí en esta COP, se darían cuenta de que es mucho más barato invertir 1.300 millones para poner fin al problema climático que gastar 2,7 billones de dólares para hacer la guerra, como hicieron el año pasado.
“La COP de la verdad”
El clima ya no es una amenaza futura, sino una tragedia que ya estamos viviendo hoy.
Las devastadoras consecuencias del calentamiento global son ahora tangibles: huracanes, tornados, sequías, incendios e inundaciones azotan duramente varias partes del mundo.
“El huracán Melissa que azotó el Caribe y el tornado en Paraná causaron víctimas y dejaron un rastro de destrucción«, añadió, subrayando cómo el aumento de las temperaturas globales está causando sufrimiento especialmente entre las poblaciones más vulnerables. Y para Lula, la Cop30 será el Cop de la verdaden una era donde el desinformación prospera y el progreso científico se ve obstaculizado.
El llamado a la acción: un plan de tres partes
Lula luego expuso su “Llamado a la acción«, un llamado urgente a los líderes mundiales para que redoblen sus esfuerzos para luchar contra el cambio climático. Con el riesgo de superar el límite crítico de 1,5 grados de aumento de la temperatura global, reiteró la urgencia de una transición justa. Su llamamiento se divide en tres puntos clave:
- Respetar los compromisos: Garantizar una financiación adecuada y acciones concretas para apoyar a los países en desarrollo en la lucha contra el cambio climático.
- Acelerar la acción climática: Crear hojas de ruta claras para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, detener la deforestación y movilizar recursos para el medio ambiente.
- Poner a las personas en el centro: El calentamiento global tiene un impacto desproporcionado en las personas vulnerables y las políticas deben reconocer el papel crucial de las comunidades indígena y poblaciones tradicionales
La Cop30 en la Amazonía es un desafío tan grande como el de poner fin a la contaminación del planeta, añadió declaró Lula, subrayando la importancia de llevar el evento al corazón de la Amazonía. “Belém será la capital del mundo durante dos semanas”, afirmó, destacando que “la Amazonia no es una entidad abstracta”, sino el hogar de más 50 millones de personas. Un desafío que Lula aceptó con determinación, demostrando que «cuando hay voluntad política, determinación y compromiso con la verdad, nada es imposible».
Finalmente, Lula concluyó con un mensaje de esperanza:
Les debemos a nuestros hijos y nietos la oportunidad de vivir en una Tierra donde es posible soñar.
La transición ecológica debe ser justa y reducir las desigualdades entre el Norte y el Sur del mundo, generando un futuro donde las generaciones jóvenes puedan construir sueños, no tragedias. Para Lula, la emergencia climática también es una crisis de desigualdadque amenaza a quienes ya viven en condiciones vulnerables.
La COP30 no es sólo una oportunidad para negociar políticas globales, sino un llamado a reconocer la verdad sobre el cambio climático y actuar con urgencia. Es hora de elegir un futuro diferente y no hay más tiempo que perder.