Crisis climática y «efecto de rana hervido»: el estudio que explica por qué continuamos ignorando las señales de alarma

Somos como ranas en una olla de agua Que se calienta lentamente: no notamos el peligro hasta que sea demasiado tarde. Esta es la metáfora inquietante pero efectiva, utilizada por un estudio reciente para describir nuestra respuesta colectiva a la crisis climática.

Según los investigadores de la Universidad Carnegie Mellon en Pensilvania, lo que así se informa «efecto de rana hervido» – Un fenómeno psicológico en el que las personas no reaccionan a cambios graduales y persistentes, está haciendo que la población sea cada vez más insensible a la emergencia climática.

En la práctica, cuanto más lento, más lento, más tendemos a subestimarlo, como si fuera normal. Y entonces no nos alarmamos, no actuamos, no exigimos soluciones.

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El estudio

Los científicos que realizaron el estudio han descubierto que la mayoría de las personas reaccionan con fuerza cuando los datos sobre la crisis climática se presentan de una manera clara y binaria, es decir, como «Todo o nada«: Por ejemplo «El Ártico perdió el 70% del hielo en el verano«Tiene un impacto mucho mayor que no una serie de diseñadores gráficos que muestren una disminución lenta año tras año.

El problema? Comunicamos la crisis como si fuera un documental, no una emergencia

Uno de los errores más comunes en la comunicación climática, según el estudio, es precisamente el exceso de gradualidad. Mostrar datos técnicos, curvas y proyecciones a largo plazo puede reducir paradójicamente la urgencia percibida. El cerebro humano no está programado para reaccionar a los peligros lento y distribuido con el tiempo.

Por el contrario, si los mensajes fueran más claros y más directos, como sucede en caso de calamidades inmediatas, como un terremoto o una inundación, podríamos empujar a las personas a actuar más rápido y más determinados.

Temperaturas récord, incendios, sequías, eventos climáticos extremos: las señales están todas allí. Sin embargo, con demasiada frecuencia los consideramos «anomalías», eventos de pasajeros. Es el típico efecto de rana hervido. Y esto nos está paralizando.

La solución? Repensar completamente la forma en que comunicamos el cambio climático. Ya no como una catástrofe lenta para ser seguida con desapego, sino como una verdadera emergencia global que se enfrentará de inmediato, juntos, con conciencia y coraje.