Deuda ecológica y financiera: lo que son y por qué es hora de reconocer el crédito del sur global

En el debate global sobre crisis climática Y justicia socialcon fuerza emerge un problema que sigue siendo poco pero cada vez más urgente: la deuda ecológica que los países industrializados han contratado hacia el mundo sur del sur. Un concepto que, como el documento «llena la brecha norte-sur: señala una responsabilidad compartida por la justicia económica y ecológica», no solo es moral o simbólico, sino estructural, histórico y económico. Esto también está confirmado por la nota del tema «Giubileo 2025: remisión de la deuda ecológica» del dicasterio para el desarrollo humano completo.

Una crisis doble entrelazada

En las últimas dos décadas, la deuda pública de los países en desarrollo se ha cuadruplicado, pasando de 2.600 a 11,400 mil millones de dólares. Paralelo, el sur global sufre Más del 70% desplaza relacionados con eventos climáticos extremos. Aún así, estas naciones son responsables de solo el 4% de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero. Los países del G20, que representan el 16% de la población mundial, causaron casi el 80% de las emisiones acumulativas.

El resultado es un sistema desigual en el que los países menos responsables de la crisis climática pagan el precio más alto, también en términos financieros. Hoy, 3.300 millones de personas viven en países que gastan más para el servicio de la deuda que para la salud o la educación.

Deuda ecológica: qué es y por qué debe ser reconocido

Según la nota del dicasterio, «la deuda financiera y la deuda ecológica hoy representan dos caras de la misma medalla». Los países industrializados han construido su prosperidad en la explotación de los recursos naturales del mundo del mundo, sin considerar los costos ambientales y sociales. Los riesgos de transición ecológicos y digitales agravan esta tendencia: la creciente demanda de materias primas críticas está alimentando nuevas presiones extractivas en territorios ya frágiles.

La idea de un «crédito ecológico» a favor del sur del mundo no es una provocación ideológica, sino una propuesta concreta para reequilibrar las relaciones globales. Como recuerda la nota del Jubileo, es un acto de justicia reparadora, no de generosidad: «No sería un acto punitivo, sino un Viaticum para la construcción de una nueva alianza entre los pueblos».

Reforma mecanismos globales

El documento escrito por Cafod, Jena y Deloitte propone una reforma de los mecanismos financieros internacionales, de modo que tengan en cuenta la deuda ecológica y la necesidad de apoyar la adaptación climática en los países más vulnerables. Hoy, 47 economías emergentes no pueden invertir en resiliencia climática sin arriesgar el incumplimiento soberano.

Al mismo tiempo, la ayuda climática prometida por los países industrializados es insuficiente y mal distribuida: en 2022, menos del 10% de los 115.9 mil millones de dólares movilizados, fue a países de bajos ingresos.

Una nueva alianza para la justicia global

El Jubilee 2025 ofrece la oportunidad de relanzar un cambio de paradigma. Como escribió Papa Francisco en el SPES BOLLA no confundidola remisión de deudas debe ser parte de una nueva arquitectura financiera global que reconoce los derechos ecológicos de los pueblos explotados.

La Iglesia, con su doctrina social, invita a construir una economía basada en la solidaridad, la justicia y la sostenibilidad. Una alianza que también involucra a ciudadanos de países industrializados, llamado a revisar los estilos de vida y los modelos de consumo.