En las estepas de la región de Donetsken Ucrania, un nido de pájaro tejido con hilos de fibra óptica Fue descubierto por algunos soldados de la 12ª Brigada Azov de la Guardia Nacional Ucraniana, a principios de junio.
Los cables, finos y traslúcidos, son iguales. Utilizado en drones FPV guiados mediante fibra óptica. — un sistema que permite eludir las interferencias electrónicas. La imagen, difundida por la 12.ª Brigada Azov en su canal oficial, muestra cómo los restos de la guerra tecnológica se han fusionado ahora con el paisaje natural.
“Las aves fueron las primeras, después de los humanos, en utilizar los restos de fibra óptica para sus propias necesidades”, comentó la brigada en su comunicado.
La fibra óptica, por su naturaleza, es ligera, resistente y prácticamente indestructible en un entorno natural. Cada semana se utilizan miles de metros de estos cables en los campos de batalla para conectar drones de ataque o de reconocimiento.
A diferencia de los restos de metal tradicionales, estas fibras no se corroen ni se degradan fácilmente. Quedan suspendidos entre la vegetación, se enredan en las ramas, se acumulan en zanjas. Para los pájaros que anidan en primavera, pueden convertirse en un material atractivofácil de trenzar y sorprendentemente flexible.
Nadie sabe aún cuáles podrían ser las consecuencias ecológicas de este nuevo tipo de desechos. Si las fibras no son tóxicas, no se puede excluir que puedan causar daños mecánicos. estrangulamientos, enredos o dificultad para volar — como ya ocurre con los hilos de plástico o los sedales de pescar.
Un ecosistema bajo presión
La guerra en Ucrania, además del drama humano, social, económico y político, también está transformando el tejido ecológico del país.
Bosques minados, tierras contaminadas por combustibles y metales, especies animales desplazadas o diezmadas. Ahora, con la introducción masiva de los drones, se suma una forma de contaminación sin precedentes: ladesechos electrónicos de guerracompuesto por sensores, baterías de litio, fragmentos de carbono y fibras ópticas.
Algunos biólogos locales han informado de un aumento en el descubrimiento de desechos tecnológicos incluso lejos del frente, transportados por el viento o la lluvia. Pero todavía faltan estudios sistemáticos: la prioridad sigue siendo la supervivencia, no la recuperación. El nido de fibra óptica, por muy simbólico que sea, se convierte así en un indicio material de una mutación ambiental que se está produciendo en silencio.
La adaptación no es un consuelo
Muchos han leído esta historia como una señal de la resiliencia de la naturaleza. En realidad, lo que llama la atención no es tanto la capacidad de adaptación, sino la velocidad con la que la vida absorbe incluso los productos de la destrucción. El pájaro que teje hilos de vidrio y plástico no es un símbolo romántico: Es un organismo que reacciona, inconscientemente, ante un entorno radicalmente cambiado..