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El poder de los hongos: ¿pueden salvar el planeta de la contaminación?

Resilientes, versátiles e interconectados, estos misteriosos organismos combaten la crisis ambiental.

18 de noviembre de 21 . 10:18hs
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María Galarza

¿Cuánto sabemos de los hongos? Surgen cuando hay humedad, o cuando se nos está pudriendo la comida. Podemos comer unos pocos, mientras que otros son venenosos. Y hasta algunos te pueden generar efectos alucinógenos. Pero la mayoría de los hongos viven escondidos, invisibles al ojo humano.

Hace 1300 millones de años nuestro planeta tenía una sola forma de vida: los hongos. Años después vendrían las plantas y finalmente los animales.

Después de la catástrofe nuclear de Hiroshima, el primer ser vivo que emergió de los escombros radioactivos fue un hongo. También en Chernobyl, una especie de hongo, el Cladosporium Sphaerospermum, utiliza la radiación –y la reduce– convirtiéndola en energía gracias a la melanina que sintetiza.

Es que estos misteriosos seres tienen mucho más poder de lo que nos imaginamos. Resilientes, versátiles e interconectados, el espectacular reino del fungi esconde características únicas y esenciales para el funcionamiento del planeta.

Al respecto, expertos como Paul Stamets, microbiólogo, escritor y fuerte activista sobre el poder que tienen los hongos, cuentan las maneras en las que estos organismos podrían salvar nuestro planeta:

Transformar los residuos en vida

Así como pueden vivir, nutrirse y crecer rodeados de altos niveles de radiación, los hongos pueden limpiar el suelo contaminado. En un experimento, Stamets introduce micelio –la parte vegetativa del hongo, análoga a la raíz de una planta– en una pila de residuos de petróleo y diésel. A las seis semanas, el micelio había eliminado los desechos.

Estos hongos fueron capaces de convertir los hidrocarburos en carbohidratos para nutrirse. Además, estos hongos atrajeron insectos, los insectos pusieron huevos y nacieron larvas y atrajeron a los pájaros. ¡La pila de desechos se transformó en un oasis de vida!

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Cura contra enfermedades

Laricifomes officinalis es el nombre del hongo que describió el médico romano Dioscórides en el 65 d.C para tratar la tuberculosis. Este hongo se encuentra en algunos bosques nativos de Norteamérica y a pesar de ser muy exótico y difícil de conseguir, es clave para nuestra salud. A raíz de esto, Stamets descubrió que el hongo es también activo contra los virus de la viruela y la gripe (influenza A y B). Las soluciones se pueden encontrar en la naturaleza, por eso es tan importante preservarla.

La caja de la vida

Un bosque nativo a partir de una caja de cartón es lo que Stamets introduce como Life Box  o “La caja de la vida”. ¿De qué se trata? Una caja hecha de materiales reciclados con semillas de árboles y esporas de hongos incrustadas en sus paredes.

Con esta caja, cada uno puede empezar a crecer un árbol. Así, las Cajas de la Vida pueden revolucionar el correo y en vez de tirar los miles de envoltorios que vienen en cada paquete, plantamos un árbol a partir de semillas y esporas.

Durante millones de años, las plantas y los hongos se unieron en una relación simbiótica de beneficio mutuo. Los hongos se adhieren a las raíces de las plantas jóvenes para nutrirlas desde el principio de su vida. Forman un sistema de protección de la raíz de la planta y se extienden en el suelo como una tela de araña.

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Reemplazo del plástico

El plástico está en casi todos los lugares de nuestra vida: como envoltorio, como utensilios, muchas veces en nuestra comida también. Sin embargo, hay una incipiente tendencia a reducir y encontrar alternativas a este material tan resistente, pero tan dañino para nuestro planeta. El hongo puede funcionar como una gran alternativa.

Según Eben Bayer, diseñador y creador del ashesivo orgánico MycoBond, gracias al micelio del hongo, se pueden cultivar materiales con las mismas características que el plástico, solo que biodegradables. La propiedad elástica y pegajosa del micelio permite crear materiales aislantes, resistentes a la humedad y al vapor.

Además, un producto como el micelio puede producirse localmente, sin necesidad de que el producto viaje largas distancias para llegar a su destino.

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  • Hector Werro . 18:08hs

    Hola soy párroco en Nqn. Me entere de Uds por una nota en La Nación. Saludos

Domingo

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