The story concerns the Pellini brothers, Acerra entrepreneurs sentenced to seven years in prison for environmental disaster and illegal trafficking of waste in 2017. For years, according to the sentences, industrial mud, solvents, founders of foundry, paints, lead, arsenic, cadmium and hydrocarbons have spilled in the countryside, transforming their activity into a deal from 200 millones euro. El dinero reinvirtió en empresas, propiedades, tierras, vehículos, incluso barcos y helicópteros.
Ese patrimonio había sido incautado Y confiscado. Pero el Tribunal de Casación canceló, sin aplazamiento, el decreto de confiscación, porque el Tribunal de Apelaciones de Nápoles había presentado las razones más allá de los límites de la ley (18 meses).
Para hablar de ello es Roberto Saviano en un artículo interesante sobre la Corsera.
En 2025, la casación canceló la confiscación. No por inocente, sino por un defecto formal: la sentencia de apelación se había presentado demasiado tarde. El fiscal trató de remediar con un nuevo secuestro, pero el riesgo de otra cancelación se avecina. Una pieza sobre un gran error.
Saviano une este caso a la reciente lanzamiento de los jefes Moccia, también debido al comienzo de los términos, y lo interpreta como el signo de una derrota más amplia: veinte años de luchas para defender la tierra de los incendios parecen haberse disuelto en procedimientos atascados y decisiones tardías.
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A estas alturas está a la luz del sol, ya que la cadena de suministro de eliminación ilegal ha sido una máquina perfecta durante décadas: las empresas en el norte pagaron a Camorra para «resolver» el problema de los desechos tóxicos a precios desgarrados, sin ningún tratamiento.
La contaminación, concentrada en el corazón de Campania, también ha dejado una gran sospecha de salud: entre 2013 y 2018, en Acerra la incidencia de tumores fue de 1,047 casos cada 10,000 habitantes, contra un promedio nacional de aproximadamente 697.
El análisis de Saviano es difícil: no fue posible crear una clase dominante capaz de proteger el territorio, la credibilidad política se ha desmoronado y hoy, entre los jefes liberados y los activos devueltos, el riesgo es tener que decir «adiós» no solo a una temporada de compromiso civil, sino también con la esperanza de la redempción de la tierra de los incendios.