Para el investigador Omar López-Cruz, La Ciudad de México “es un lugar peculiar”. Como astrónomo dedicado a observar la bóveda celeste, la capital mexicana “está completamente fuera del radar”, porque es imposible observar el cielo nocturno como aparecía originalmente. La contaminación lumínica lo hace imposible. Ésta es una de las razones por las que las estrellas no se pueden ver en la Ciudad de México.
La Ciudad de México ahogó sus estrellas en el cielo nocturno

Sobre por qué no se pueden ver las estrellas en la Ciudad de México, López-Cruz tiene una respuesta clara. Los habitantes de la capital no pueden ver la Vía Láctea “debido a la enorme cantidad de luces que hay en ella”. Ciudad de México.” A este fenómeno se le conoce como contaminación lumínica, resultado del uso excesivo e ineficiente de la electricidad para iluminar artificialmente la capital.
«Es natural que le tengamos miedo a la noche», explicó. Evolutivamente, los humanos tuvieron que enfrentarse a sus depredadores en la oscuridad hace millones de años. Aunque “ya nadie nos caza”, añadió el astrónomo mexicano, el miedo a la oscuridad todavía nos persigue. «Por eso nos deshacemos de la noche».
Como físico matemático egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de México, López-Cruz obtuvo su doctorado en astronomía en la Universidad de Toronto (Canadá). Para explicar el fenómeno de la contaminación lumínica, hace una analogía con el Sol. “Cuando sales durante el día, ves que el Sol ilumina la atmósfera”. Debido a que la intensidad del Sol es tan grande, es imposible ver las estrellas durante el día.
En Ciudad de México, además de un exceso de partículas en suspensión, “el cielo se ilumina demasiado (por las noches)”. Esto ha hecho imposible ver las estrellas tal y como aparecían naturalmente en la Ciudad de México. Sin embargo, este no es el único lugar donde esto sucede: las principales capitales del mundo también sufren este problema. Quienes viven allí se están perdiendo el brillo natural de la bóveda celeste… y tal vez ni siquiera sean conscientes de ello.
La contaminación lumínica es un tema político en la Ciudad de México
En abril de 2022, el Congreso de la Ciudad de México aprobó la iniciativa de reforma a la Ley Ambiental para la Protección de la Tierra en la Ciudad de México. En concreto, según un comunicado oficial“en materia de contaminación lumínica, propuesta por el legislador Jesús Sesma Suárez”. Principalmente por los impactos ambientales que está provocando en la capital mexicana:
- Compromete la migración de las aves
- Altera el ciclo circadiano de las especies que habitan la ciudad
- Inhibe el sueño profundo de los capitalinos


Desde entonces, restaurar la oscuridad natural en la capital mexicana se ha convertido en una cuestión legal. Como si el bienestar inherente que la noche natural aporta al ser humano –y a cualquier ser vivo que habite la Ciudad de México– no fuera argumento suficiente, el tema se planteó ante el Congreso como un asunto político.
Para apoyar la iniciativa, a un año de su publicación, Sesma Suárez señaló que la contaminación lumínica en la Ciudad de México impide la observación astronómica para investigaciones científicas. Además, señaló que el “gasto energético” es ineficiente, ya que “hasta el 50% de la iluminación se utiliza en zonas no deseadas o innecesarias”. Hasta el momento no se han realizado actualizaciones más recientes de esta reforma.
«Nunca has visto la Vía Láctea».
“Perteneces a una generación”, lamenta López-Cruz, “que no ha visto la vía láctea.” A pesar de que los cuerpos celestes están allí, la contaminación lumínica provocada por el hombre ha creado un velo impenetrable que nos impide verlos en todo su esplendor natural.
Aunque el camino evolutivo de nuestra especie nos ha animado a seguir el ciclo del día y la noche, las alteraciones que hemos realizado en el ecosistema han provocado que la oscuridad natural desaparezca. Ahora bien, “hay personas que no han experimentado cielos oscuros desde la niñez hasta la edad adulta”, señala el especialista. «Ahora tenemos que viajar muy lejos para experimentarlos».
En México, algunas zonas deshabitadas de los estados norteños de Baja California Sur, Coahuila y Chihuahua, comparte el investigador, se han convertido en santuarios del cielo oscuro. Desprovistos de alumbrado público y de población, son el lugar ideal para la observación astronómica sin obstáculos. Considerando la fuerte contaminación lumínica que acecha a mi enrevesada ciudad natal, la Ciudad de México tal vez seguirá ciega a la Vía Láctea, sus estrellas y el cosmos.