Premio Buen Agricultor: dos jóvenes agricultores premiados, liderando la transición hacia la agricultura orgánica regenerativa

El Davines Group Village de Parma acogió hoy la ceremonia de entrega de premios de la segunda edición del «The Good Farmer Award», promovido por el Grupo Davines en colaboración con la Fundación para el Desarrollo Sostenible. El premio rinde homenaje a jóvenes agricultores menores de 35 años que ya han implementado prácticas inspiradas en la agroecología y la agricultura orgánica regenerativa. El objetivo es apoyar a quienes demuestran con hechos que un nuevo modelo agrícola no sólo es posible, sino necesario.

Los ganadores y proyectos premiados

Los premios, dotados con 10.000 euros cada uno, fueron para Alessia Mazzù, directora de la Cooperativa Agricola Co.r.ag.gio, y Luca Quirini, fundador de la Azienda Agricola Quira. Estos fondos ayudarán a reforzar prácticas ya en marcha, promoviendo una agricultura capaz de regenerar suelos, aumentar la biodiversidad y adaptarse al cambio climático.

Alessia Mazzù y la Cooperativa Co.r.ag.gio

Alessia Mazzù, una turinesa de treinta y cuatro años con experiencia en sostenibilidad ambiental, dirige la Cooperativa Agricola Co.r.ag.gio en Roma, nacida de una disputa de 2011 sobre el acceso de los jóvenes a tierras públicas abandonadas. En 2015, la cooperativa ganó la licitación de 22 hectáreas en Borghetto San Carlo, en el Parque Veio, transformando lo que era un vertedero en una granja orgánica regenerativa.

Hoy cultivan cereales, hortalizas y legumbres poco comunes y un «huerto de biodiversidad» con variedades antiguas en peligro de extinción. Practican rotaciones complejas, cubren con materiales naturales y han desarrollado un sistema de recogida de agua de lluvia, imprescindible ante la falta de acuífero.

El premio se invertirá en ampliar este sistema de agua, instalando tanques modulares de 30.000 litros y una red antiniebla para captar la humedad atmosférica. La cooperativa es también un espacio social: alberga cursos gratuitos para jóvenes ninis, talleres para escuelas y caminos de inclusión para personas en condiciones frágiles.

Luca Quirini y la empresa Quira

premio al buen agricultor luca quirini

Luca Quirini, de treinta y un años, antiguo aspirante a escritor de Sestri Levante, cría 60 cabezas de ganado Cabannina en los Apeninos de Liguria, entre Borzonasca y Rezzoaglio. La Cabannina es una raza autóctona en peligro de extinción, perfectamente adaptada a los territorios de montaña. La empresa sigue el sistema vaca-cría con crianza natural, destete espontáneo y carreras que pueden superar los dieciocho años. De marzo a diciembre el rebaño practica la trashumancia entre 700 y 1.400 metros, pastando libremente según el método Voisin, que favorece la regeneración del suelo.

La comida se compone únicamente de pasto y heno orgánicos locales, sin piensos industriales. Luca fundó la asociación APARC para crear una cadena de suministro local de Cabannina y una red con otros jóvenes agricultores. Con el premio creará un «establo en el bosque», un recinto protegido rodeado de coníferas para albergar a los animales durante el invierno, y comprará un laboratorio móvil para transformar los productos de la empresa. El objetivo de futuro es hacerse cargo de una finca para cerrar el ciclo: desde la ternera que nace hasta el plato que se sirve a los invitados.

Lo orgánico ya no es un nicho

Durante la ceremonia, poco antes de la entrega de premios, Edo Ronchi, presidente de la Fundación para el Desarrollo Sostenible, habló y esbozó un panorama preciso del estado de la agricultura sostenible en Italia. Lo orgánico ya no es un fenómeno marginal:

Hemos alcanzado casi el 20% de la superficie agrícola nacional: ya no hablamos de una técnica de nicho, sino que está consolidada y extendida.

Ronchi explicó que la agricultura orgánica se basa en sustancias y procesos naturales, excluyendo la química sintética, los pesticidas y los fertilizantes químicos.

Pero hoy debemos dar un paso más, porque la crisis climática es un acontecimiento de importancia trascendental: la agricultura no puede fingir que no ha pasado nada.

La agricultura regenerativa como evolución necesaria

Aquí es donde entra en juego la agricultura regenerativa, que Ronchi considera la evolución natural de lo orgánico. Esta práctica tiene como objetivo

mantener y restaurar la biodiversidad del suelo y los ecosistemas agrícolas,

mejorando también la capacidad del suelo para absorber carbono y resistir la sequía, la erosión y la desertificación. Una urgencia real, si se tiene en cuenta que más del 60% del suelo de la Unión Europea está afectado por procesos de degradación. Por lo tanto, la visión del premio apunta a una agricultura que no solo produzca alimentos, sino que regenere el capital natural, el paisaje rural y los servicios ecosistémicos.

Continuidad, no oposición

No se trata de elegir entre orgánico y regenerativo, sino de reconocer su continuidad:

Los dos aspectos están vinculados hasta el punto de que a menudo resulta difícil distinguirlos, observó Ronchi, precisando que no se trata de una elección ideológica, sino de coherencia y de experiencia agrícola.

Por eso pidió un deseo:

Sería bueno crear una comunidad entre técnicos y jóvenes agricultores, para dar continuidad a esta evolución».

El premio confirma que la transición agrícola involucra también a quienes ya han comenzado a ponerla en práctica en el campo.

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