“Muerte por calor”: tras 700 años está desapareciendo uno de los últimos glaciares de España

Durante siglos fue una pequeña perla glaciar enclavada entre las rocas de los Picos de Europa. Hoy, del glaciar Traducción lo único que queda es un trozo de hielo moribundo. Lo que ha sobrevivido a duros inviernos y veranos difíciles durante generaciones ha sido derrotado por el calentamiento global: el último glaciar de la provincia de León, España, ha desaparecido oficialmente.

Los científicos hablan de “muerte por calor”: no una metáfora, sino un diagnóstico preciso. El hielo ya no se mueve, no se regenera, no fluye. Se derrite lentamente, verano tras verano. Es la misma suerte que ya ha corrido sobre otros glaciares de la Cordillera Cantábrica y que ahora se cierne sobre los de los Pirineos, desde el Aneto hasta Monte Perdido.

El grito inaudito de las montañas: 2025 fue un año negro para los glaciares alpinos

El Trasllambrión alguna vez ocupó unas 10 hectáreas. Hoy queda menos de la mitad, fragmentada en pequeños restos que ya no pueden definirse como glaciar. La investigación de campo, respaldada por fotografías históricas y estudios satelitales, confirma que ahora es sólo una cuestión de hielo residualuna reliquia de la Pequeña Edad del Hielo.

El geógrafo lleva años documentando este descenso. Javier Santos de la Universidad de León, que realiza el seguimiento de la zona desde 2004 junto con el Grupo de Investigación Geopat (Geomorfología, Paisaje y Territorio), que lleva dos décadas siguiendo su evolución con fotografías aéreas, satélites y trabajos de campo. Los datos cuentan una historia clara: después de un lento declive en el siglo XX, la fusión se aceleró a partir de la década de 1990. Una breve ilusión de estabilidad entre 2009 y 2020, debido a inviernos nevados, fue barrida por veranos cada vez más calurosos y nevadas insuficientes.

En 2023, sólo quedaban dos parches de hielo. En 2025, lo que sobrevive bajo la Torre del Llambrión ya no tiene las características mínimas para ser considerado un glaciar. Es hielo muerto. Pero esta pérdida no es un caso aislado. Los glaciares son termómetros naturales del planeta: reaccionar rápidamente al cambio climático. Y por eso la situación en los Pirineos es igualmente alarmante. En tan sólo una temporada, algunos glaciares perdieron hasta cuatro metros de espesor. El Aneto, el mayor glaciar español, se ha roto en varias partes y algunas de ellas ya han sido reclasificadas como simples campos de hielo.

Donde antes había 52 glaciares, hoy quedan poco más de una docena, muchos de los cuales están destinados a desaparecer en unos pocos años. Las tecnologías modernas (drones, LiDAR, modelos 3D) no dejan lugar a dudas: Muchos de estos glaciares han superado el punto de no retorno..

La desaparición del hielo no es sólo una pérdida simbólica: cambia el ciclo del agua, aumenta la inestabilidad de las laderas, transforma los ecosistemas de altura y borra un patrimonio natural que ha modelado el paisaje durante miles de años. Donde antes había hielo, ahora hay pedregales, deslizamientos de tierra y un silencio que habla de que el clima está cambiando demasiado rápido.

El Trasllambrión fue el último recuerdo glaciar de León. Su final nos recuerda que el calentamiento global no es un concepto abstracto: tiene nombres, lugares e historias precisos. Y está ocurriendo ante nuestros ojos.

Deja un comentario