Sucede todos los años y le sucede a todo el mundo. Entras en una tienda, ves ese juguetito luminoso, suena, es barato, «bueno, es Navidad». Lo tomas sin pensar demasiado. No porque seas superficial o descuidado con el medio ambiente, sino porque nuestro cerebro está hecho así: reacciona a estímulos rápidos, a precios bajos, a la promesa de alegría inmediata. Es normal. A mí también me pasa.
El problema surge más tarde. Cuando pasan las vacaciones, el entusiasmo se apaga y ese juguete electrónico deja de funcionar. A veces al día siguiente. A veces la semana siguiente. Y ahí, frente a un objeto roto que no se puede arreglar, te das cuenta de que algo no cuadra.
Porque compramos juguetes electrónicos que duran muy poco
Los juguetes electrónicos navideños económicos están diseñados para hablar directamente con la parte más instintiva de nuestro cerebro. Luces, sonidos, colores, precio asequible. No hay malicia en quien los compra, sólo hay un mecanismo bien establecido. La producción y el marketing en masa han aprendido a explotar los atajos mentales que todos utilizamos cuando estamos cansados, con prisa, tal vez en Navidad.
La cuestión es que estos objetos no están creados para durar. Baterías no extraíbles, componentes frágiles, plástico fino: no hace falta mucho para que queden inutilizables. No se rompen por accidente. Se rompen porque están diseñados de esa manera.tener una vida muy corta.
Cuando el juego se rompe, comienza el problema de los residuos electrónicos
Una vez que termina en el cajón o en la basura, ese juguete no desaparece. Conviértete en un residuos electronicosaunque sea pequeño y parezca inofensivo. En su interior hay baterías, circuitos, metales y productos químicos que no deberían acabar ni en la basura sin clasificar ni en los vertederos.
Aquí viene un dato del que pocas veces hablamos: la mayoría de los residuos electrónicos no se reciclan correctamente. Muchos terminan en el extranjero, especialmente en países de África, Asia y América Latina, donde son desmantelados o quemados de manera informal.
Esto también lo confirma un estudio científico publicado en 2025 sobreRevista Internacional de Medio Ambiente y Cambio Climáticoque analizó diez años de investigación sobre los impactos ambientales y de salud de los desechos electrónicos. Los investigadores explican cómo el manejo inadecuado de los desechos electrónicos contamina el suelo, el agua y el aire con metales pesados y toxinas persistentes.
No es sólo el medio ambiente: los residuos electrónicos tienen efectos reales en la salud
Esta es la parte que muchas veces falta en la historia. Los residuos electrónicos no son sólo un problema ecológico abstracto. Son un problema humano. El estudio científico muestra un aumento significativo de trastornos respiratorios, daños neurológicos y riesgos oncológicos en comunidades que viven cerca de sitios informales de eliminación y reciclaje.
Los más afectados son los niños y las mujeres embarazadas. No porque sean «más débiles», sino porque su organismo es más sensible a la exposición prolongada a determinadas sustancias. Es un precio muy alto que pagamos colectivamente por objetos diseñados para durar muy poco.
La Navidad como el perfecto acelerador de los residuos electrónicos
El período navideño lo amplifica todo. En apenas unas semanas compramos millones de pequeños dispositivos electrónicos que, en cuestión de días, se convierten en residuos. No nos damos cuenta de ellos porque son pequeños, baratos y aparentemente irrelevantes. Pero juntos forman masa, y esa masa pesa sobre el medio ambiente y las personas.
No se trata de demonizar la Navidad ni de culpar a quien hace un regalo. se trata de entender el mecanismo. Cuando comprendes esto, algunas elecciones se vuelven casi automáticas. Quizás compres menos o elijas algo diferente.