Mientras el mundo lucha por contener la emergencia climática, Australia aprueba un proyecto de extracción de gas fósil que corre el riesgo de borrar décadas de progreso. Se trata del Proyecto Scarboroughvinculado a la producción de gas natural licuado (GNL), y según un nuevo estudio internacional dará a conocer más de 876 millones de toneladas de CO₂ a la atmósfera durante su vida operativa de 31 años.
Una enormidad que contrasta con los compromisos globales de reducción de emisiones y con las promesas del propio gobierno australiano sobre la transición ecológica.
No es una «gota en el océano», como muchos intentan restarle importancia: es una inundación de gases de efecto invernadero lo que tendrá efectos mensurables sobre el calentamiento global, la salud humana y los ecosistemas.
Un proyecto que contradice todos los objetivos climáticos
La alarma fue dada por un grupo de científicos deUniversidad Nacional Australianaen colaboración con investigadores de Oxford, Universidad James Cooky otros institutos internacionales.
Usando un método llamado Respuesta climática transitoria a las emisiones acumuladas de CO₂ (TCRE), los investigadores calcularon que el proyecto Scarborough, con sus emisiones combinadas de producción y consumo, podría contribuir por sí solo a un aumento medio de la temperatura global de 0,00039 °C.
Puede parecer una cifra ínfima, pero no lo es en absoluto: según los investigadores, ese aumento supondrá más de medio millón de personas más expuestas a olas de calor extremas, cientos de muertes más relacionadas con el calor, 350.000 personas obligadas a vivir al aire librenicho climático humano» y la pérdida de aproximadamente 16 millones de colonias de coral en el Gran Barrera de Coral.
Un desastre anunciado, que contradice todos los compromisos internacionales de reducción de emisiones y adaptación climática.
Cuando las ganancias pisotean el bienestar del planeta
La paradoja es clara: mientras el mundo enfrenta incendios, sequías, huracanes y crisis alimentarias relacionadas con el clima, seguimos invirtiendo en nueva infraestructura fósil. Las consecuencias del proyecto Scarborough no se limitarán a Australia: el su contribución al calentamiento global será globaly todos pagarán: las personas, los animales, los bosques y los océanos.
La ciencia lo viene diciendo desde hace años: cada tonelada de CO₂ cuenta y cada nuevo proyecto fósil nos acerca a un punto sin retorno, donde los efectos del calentamiento global se volverán irreversibles.
Estamos a un paso del abismo climático –concluyen los autores– y decisiones como ésta no hacen más que acelerar la caída.