Donde antes discurría una autopista, ahora respira un río: descubriendo el parque Madrid Río

En Madrid, donde los motores del Circunvalación M-30hoy resuenan las voces de los niños, el susurro de los pinos y el sonido del agua. Madrid Río es una prueba de que una gran ciudad puede devolver espacio a la vida.

Nacido del proyecto “Calle 30”, el enterramiento de la carretera a lo largo de la Río Manzanares fue una de las operaciones de reequilibrio ecológico más impresionantes de la capital española. Fabricado entre 2003 y 2011.el nuevo parque lineal se extiende a lo largo de más de diez kilómetros, desde El Pardo hasta Getafe, y conecta barrios, jardines históricos y áreas naturales primero fragmentado. El objetivo: integrar el río en la estructura urbana, reconectar la ciudad con su agua y con la gran reserva verde de la Casa de Campo.

El concurso internacional convocado en 2005 por el Ayuntamiento de Madrid fue ganado por el equipo M-Río, formado por los estudios Burgos & Garrido, Porras & La Casta, Rubio & Álvarez Sala y el paisajista holandés West 8. El resultado es un mosaico de paisajes que alterna espacios abiertos, jardines y senderos sombreados: un sistema verde de más de 1,2 millones de metros cuadradoscon más de 33 mil árboles y casi medio millón de arbustos de diferentes especies.

El Salón de Pinos, eje vertebrador del parque, une la seis grandes zonas ajardinadas y acompaña al visitante entre avenidas arboladas, zonas deportivas y puntos panorámicos. Son 30 kilómetros de carriles bici, 33 campos deportivos al aire libre, 17 zonas de juego y una «playa urbana» donde, de junio a septiembre, los ciudadanos pueden refrescarse entre salpicaduras y vapores de agua. Todo diseñado con criterios de accesibilidad y sostenibilidad: materiales naturales, drenaje del suelo, recogida de agua de lluvia.

La movilidad también ha cambiado: 33 nuevos pasos conectan las dos orillas del Manzanares. Entre ellos, el monumental puente de Arganzuela, diseñado por Dominique Perrault, se ha convertido en un icono del nuevo horizonte madrileño. A su lado, puentes como el del Principado de Andorra o los gemelos de Buccia con los mosaicos de Daniel Canogar narran el diálogo entre arquitectura, arte y paisaje.

Pero el paso más audaz llegó después: en 2015, a instancias de Ecologistas en Acción y con el apoyo de Municipio de Manuela Carmenael río ha sido “renaturalizado”. Se han abierto represas, permitiendo que el agua fluya libremente. Los bancos se han poblado de vegetación espontáneaestán de vuelta aves acuáticas Y incluso nutrias.

Hoy Madrid Río es más que un parque: es un laboratorio urbano que combina cultura, ecología y socialidad. Donde antes había hormigón, ahora crece la biodiversidad; donde antes corríamos en coche, ahora caminamos y andamos en bicicleta. El Manzanares ya no es un borde olvidado, sino la nueva columna verde de Madrid, un río que ha vuelto a fluir en la vida de la ciudad.