La estructura de protección de la central nuclear de Chernóbil ya no puede desempeñar su principal función de seguridad tras los daños sufridos en un ataque con drones el 14 de febrero, anunció la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA). La alarma la dio el director general Rafael Mariano Grossi, quien esta semana envió personal adicional a la sede ucraniana para una evaluación completa de la situación.
¿Qué pasó el 14 de febrero?
El 14 de febrero, Naciones Unidas informó que un ataque con drones había provocado un incendio en la central de Chernóbil, dañando la estructura protectora del reactor cuatro. Kiev culpó a Moscú por el ataque, pero el Kremlin negó todos los cargos. La ONU había asegurado que los niveles de radiación se mantenían normales y que no se habían producido fugas radiactivas. La central, inactiva desde hace más de veinte años, ya había sido escenario de ocupación militar rusa durante más de un mes al inicio de la invasión en febrero de 2022. Paralelamente, la OIEA había realizado inspecciones en el lugar y verificado los daños a las infraestructuras eléctricas causados por el conflicto.
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En la misión de inspección, solicitada por la Inspección Estatal de Regulación Nuclear de Ucrania (SNRIU), participaron expertos del Departamento de Seguridad Nuclear de la OIEA, que se unieron a la Misión de Apoyo y Asistencia a Chernóbil, presente continuamente en el lugar desde enero de 2023.
Los inspectores confirmaron que la estructura protectora había perdido sus principales funciones de seguridad, incluida la capacidad de contención, pero no encontraron daños permanentes en las estructuras de carga ni en los sistemas de monitoreo. El llamado “Nuevo Confinamiento Seguro” (NSC), finalizado en 2016 para cubrir el Objeto Refugio que contiene los restos del reactor Unidad 4 que explotó en el desastre de 1986, ha sufrido importantes daños estructurales que han comprometido tanto su función de contención como su vida operativa prevista.
Se han realizado trabajos temporales limitados en el tejado, pero una restauración completa y oportuna sigue siendo esencial para evitar un mayor deterioro y garantizar la seguridad nuclear a largo plazo.
dijo Grossi, subrayando la urgencia de la situación.
El ataque no provocó ninguna liberación de material radiactivo, pero las consecuencias estructurales exigen una intervención inmediata y definitiva. Durante la misión en curso, el equipo de la OIEA está revisando las medidas actualmente implementadas para mitigar los riesgos y discutiendo con los administradores de las instalaciones planes para restaurar completamente la estructura protectora a su funcionalidad y abordar cualquier posible problema de seguridad nuclear.