El Etna habla con el espacio: cuando se siente una erupción en la ionosfera

EL’Etna no es ajeno a sorprender. Pero esta vez lo hizo de una forma completamente nueva: su voz llegó hasta el espacio. Por primera vez, un grupo de investigadores italianos ha medido las perturbaciones provocadas por una erupción volcánica en la ionosfera, la capa de la atmósfera que se extiende desde aproximadamente 60 hasta más de 1.000 kilómetros sobre el nivel del mar.

El estudio, publicado en Ciencias de la Tierra y el Espacio con el título «Perturbaciones ionosféricas durante la erupción del Monte Etna el 4 de diciembre de 2015”, está firmado por un equipo deInstituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) junto con las universidades de Trento, Catania, Calabria y Sapienza de Roma, en colaboración con laInstituto de Física Atmosférica de Praga.

Los científicos han analizado elerupción del 4 de diciembre de 2015cuando una espectacular fuente de lava del cráter Voragine Empujó una columna de material volcánico hasta 13 kilómetros de altura.. Desde entonces, la red de más de 200 receptores de satélite GNSS distribuidos por Sicilia y el sur de Italia ha registrado variaciones en el contenido total de electrones (TEC), parámetro que indica la densidad de electrones en la ionosfera.

Las anomalías aparecieron entre 20 y 30 minutos después del inicio de la erupción, coincidiendo con el crecimiento de la columna eruptiva, y se propagaron unos 200 kilómetros hacia el suroeste. «Hemos demostrado que incluso una erupción ‘local’ deja una huella en el espacio», explica federico ferrara (Universidad de Trento – Observatorio INGV Etna). «Las observaciones ionosféricas pueden complementar el seguimiento tradicional y abrir nuevas perspectivas».

Las oscilaciones detectadas tuvieron períodos de 15 a 25 minutos y amplitudes de aproximadamente 0,6 TECU, valores coherentes con las llamadas ondas de gravedad atmosférica, generadas por el rápido ascenso de la columna de cenizas y gases. Estas ondas, al elevarse, transfieren energía a los niveles más externos de la atmósfera, donde pueden ser interceptados por satélites.

«Estos datos tan ricos nos permitieron reconocer oscilaciones débiles pero significativas», subraya. Michela Ravanelli de la Sapienza de Roma. «Es un paso importante hacia la integración entre la vulcanología y las ciencias espaciales».
Para Alessandro Bonforte del INGV, el descubrimiento muestra cómo «las redes de seguimiento creadas para estudiar la litosfera también pueden utilizarse para investigar perturbaciones ascendentes, ofreciendo una visión integrada del Planetadel subsuelo al espacio”.

Modelos de previsión y alerta.

El resultado no es sólo una curiosidad científica. Comprender cómo afecta una erupción a la ionosfera podría efectivamente mejorar los modelos de pronóstico y alertaintegrando datos sísmicos y térmicos con datos satelitales. Los investigadores señalan que las señales ionosféricas no son en sí mismas precursoras de erupciones, pero pueden «ayudar a reconstruir los procesos de liberación de energía y construir escenarios de erupción más precisos».

El estudio está dedicado al físico. Vincenzo Carbone de la Universidad de Calabria, que falleció recientemente y recibió el premio Medalla Lewis Fry Richardsonreconocido por su contribución a la física de sistemas complejos.

El Etna, con su intensa actividad y su densa red de sensores, se confirma como un laboratorio natural excepcional. Un volcán que no sólo sacude la Tierra, sino que, como demuestra este estudio, también hace vibrar la atmósfera hacia el espacio, recordándonos cuán profundamente interconectados están los procesos que vinculan nuestro planeta con el cosmos.