Aspectos destacados clave
- Un estudio reciente realizado en la remota Isla San José, en Baja California Sur, identificó una pérdida de especies debido al aumento de las temperaturas en el Golfo de California.
- Los investigadores detectaron hasta un 40% menos de diversidad de especies de peces en un área poco explorada de la región más productiva de México.
- La investigación también estableció una línea de base para el estudio de los invertebrados, especialmente las babosas marinas, que fueron registradas por primera vez en la Isla San José.
- Los autores del estudio de monitoreo oceanográfico dijeron que la financiación y la conciencia pública sobre las cuestiones científicas eran los mayores desafíos para la conservación de los ecosistemas de la tercera isla más grande de la región.
El Golfo de California se está calentando rápidamente, hecho que está impactando incluso zonas remotas como la Isla San José —ubicada al norte de la ciudad de La Paz— donde un reciente estudio de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) detectó no sólo un aumento de temperatura, sino también la pérdida y desplazamiento de especies de peces e invertebrados, así como el deterioro de arrecifes rocosos y cambios en humedales.
La investigación forma parte del Programa de Investigación Marina Isla San José, que compara comunidades biológicas documentadas entre 1999 y 2005 con información recopilada entre 2024 y 2025 en la tercera isla más grande del Golfo de California, que funciona como una suerte de “laboratorio natural” para analizar los efectos del cambio climático gracias a estar deshabitada y tener poca actividad humana.
La isla ha sido de propiedad privada desde 1887. En un momento, fue lugar de extracción artesanal de oro y sal, pero la mayor parte de la isla está relativamente intacta, con pocos cambios en sus ecosistemas.
Para científicos del Departamento Académico de Ciencias Marinas y Costeras de la UABCS, los resultados preliminares de la investigación demuestran una transformación ecológica y forman una línea base que podría ayudar a prevenir impactos en la pesca y las comunidades costeras del Golfo de California que dependen de ella. La región es la fuente de aproximadamente el 50% de los mariscos y productos pesqueros de México.
Los biólogos del programa que participaron en el seguimiento y análisis de datos explican los resultados de la investigación.
40% yoess duniversidad en especies de peces
La temperatura media del agua en el Golfo de California ha aumentado hasta 3 grados centígrados, impactando en la productividad de la zona, donde el estudio detectó un 40% menos géneros de especies de peces, en comparación con el último monitoreo realizado en Isla San José entre 2001 y 2002.
Según el estudio, que incluyó 33 sesiones de seguimiento de campo, de los 76 géneros detectados en 2001 y 2002, sólo 46 fueron encontrados entre 2024 y 2025, a pesar de que los investigadores encontraron un mayor número medio de ejemplares en cada sesión de seguimiento. En otras palabras, encontraron una mayor cantidad de especies pero menos diversidad.
La bióloga Isabelle Nelson explica que esto tiene implicaciones no sólo para las especies que viven en el Golfo de California, sino también para las comunidades costeras que dependen de la pesca para su sustento.
«La riqueza de especies fue un 40% menor que la encontrada en 2001, una disminución muy impactante para el período del que estamos hablando», dice.
Agrega que en las acciones de seguimiento también se han involucrado puntos críticos de pesca como El Pardito y San Evaristo. “Ellos son los que pescan en todas las zonas aledañas y nos han dicho que la cantidad de pescado de interés comercial ha cambiado”, dijo Nelson.
No es un hallazgo aislado: la investigación también indica que hay cambios en la composición de los arrecifes rocosos, un ecosistema común en el Golfo de California formado por variados afloramientos de roca. Los arrecifes son esenciales para las colonias de algas e invertebrados, además de ofrecer refugio a otras especies.

«Los arrecifes rocosos, los arrecifes en general, son la base de la vida marina y en definitiva son ambientes súper productivos donde muchos animales tendrán su descendencia, pondrán sus larvas. Si estos ecosistemas no están sanos, la base para todo lo demás no funciona», advierte el biólogo.
Estos hallazgos coinciden con otros estudios sobre especies que viven en el Golfo de California, como el pargo rojo del Pacífico (), conocido en México como una especie comercial clave en el país. Según una investigación publicada en la revista Ciencia directaeste pez podría experimentar un cambio drástico en su distribución marina debido al calentamiento de los océanos. Un cambio así perjudicaría a las comunidades pesqueras, ya que el pargo representa hasta el 72% de sus ingresos.
La desaparición de especies marinas también ha sido estudiada en crustáceos como la langosta de California (), otra especie de importancia comercial, que ha registrado bajos niveles de captura debido a las cada vez más intensas y prolongadas olas de calor asociadas a la crisis climática.
Mariana Gámez, bióloga y otra de las autoras del estudio, señala que el calentamiento de los océanos en el Golfo de California afecta más que la temperatura. También conduce al agotamiento de los nutrientes en el agua. Con menos oxígeno disuelto disponible, algunas especies no pueden adaptarse en su área de distribución original.
“Lo que estamos viendo con los resultados de Isla San José es una tropicalización de las especies, si normalmente el agua estaba a 20 grados, pero ahora está a 23, se irán, buscarán temperaturas más bajas y donde haya más nutrientes”, explica.
Estas alteraciones también fueron identificadas en el estuario de Bahía Amortajada, un humedal costero poco estudiado, según la investigación liderada por José Alejandro Ramos Rodríguez, investigador en ciencias marinas de la UABCS.
Los invertebrados, un tuestudiado iindicador de la salud en los sistemas naturales
El equipo de investigación también estudió especies de invertebrados que viven alrededor de la Isla San José. Existen pocas investigaciones previas sobre los invertebrados de la zona, a pesar de su importancia en los ecosistemas marinos.
La mayoría eran corales, que representaban el 64,6% de los invertebrados encontrados por el equipo, seguidos de gusanos (12,7%), erizos de mar (10,6%), babosas de mar (4,7%) y caracoles (3,5%).


La disminución local de estas especies volvió a ser evidente. Por ejemplo, mientras que los investigadores encontraron más de 400 individuos por sitio de muestreo entre 1999 y 2000, el estudio reciente sólo encontró nueve estrellas de mar, seis de las cuales pertenecían a una sola especie: la estrella de mar corona de espinas ().
Aunque las criaturas tienen un rango de adaptación para afrontar los cambios en su entorno, Gámez sostiene que aún queda mucho por aprender sobre los desequilibrios ecológicos que pueden provocar la desaparición de estas especies.
Entre sus hallazgos, el equipo de investigación destaca la identificación de especies de babosas marinas que se sabía que se encontraban en el Golfo de California, pero que no habían sido identificadas previamente en la Isla San José.
Por primera vez, el equipo de seguimiento detectó en la zona 119 ejemplares de ocho especies de babosas marinas: , , , , , , y .
La bióloga Mariana Núñez de Cáceres-García, encargada del seguimiento de las babosas marinas, señala la importancia de este estudio para comprender los cambios en las poblaciones de estas especies.
“Es un monitoreo que recién estamos iniciando, teniendo en cuenta factores oceanográficos, de esa manera podemos ver cómo la abundancia de babosas marinas se ve afectada por otras condiciones y conocer la composición (de diferentes especies) en los sitios”, explica.
Núñez también estudió el fondo marino para ver si estaba compuesto de rocas, arena o algas y comprender qué condiciones permiten que las babosas marinas sobrevivan en la zona, ya que se sabe que las babosas marinas reflejan la calidad de los ecosistemas.
“Se sabe que son potenciales bioindicadores, según diversos autores, si hay mayor presencia de algas, puede haber mayor presencia de babosas marinas, y si hay cambios de temperatura, de nutrientes, eso se refleja en la población de babosas marinas, ya que son más sensibles a esos cambios”, dice el biólogo.


Señaló que durante el seguimiento se observaron marcadas diferencias en las especies que se observaron en cinco puntos de la isla, que mide unos 30 kilómetros de longitud. «Esto nos brinda una ventana interesante dentro de la misma isla, donde las especies se comportan de manera diferente», señala.
Retos para la investigación
Los autores del estudio destacan las condiciones que hacen que la Isla San José sea importante para estudiar los impactos climáticos en el Golfo de California, una de las regiones con mayor biodiversidad de México.
Sin embargo, reconocen que existen vacíos de información que actualmente no permiten mejores medidas para su conservación.
«No podemos conservar algo que no conocemos, y este tipo de estudio nos enseña sobre la salud de las comunidades de peces, invertebrados y babosas marinas de un ecosistema. Nos muestra cómo ha cambiado en los últimos 20 años y cómo prepararnos para el futuro», dice Nelson.
Los investigadores dicen que continuarán con nuevas fases de estudio en 2026, incorporando el monitoreo con mejores herramientas, como vehículos operados a distancia (ROV). Sin embargo, destacan la necesidad de financiación tanto pública como privada para las investigaciones.
“Uno de los mayores retos es la dificultad para llegar a la isla porque aunque son tres horas en barco, la planificación de todo el proyecto implica una logística muy importante: equipos de buceo, embarcaciones, capitanes y el equipo que estará trabajando en campo”, dice el biólogo sobre los fondos y la logística necesarios para el seguimiento de la isla.
Gámez también destaca la difusión de los hallazgos con las comunidades locales para que se apropien de estas regiones y las conserven, a pesar de la distancia y su limitada accesibilidad.
“Lo principal es la difusión, que la gente conozca la Isla San José, porque cuando hablo con los habitantes de la ciudad de La Paz, muy pocos saben de la existencia de esta isla”, afirma.
Para los científicos, comprender las transformaciones de estos ecosistemas es lo que les permitirá seguir conservando la vida en las aguas que el oceanógrafo y explorador Jacques Cousteau denominó “el acuario del mundo”.