Un futuro más verde podría provenir del espacio. En Japón, un grupo de científicos, junto con el gobierno y la organización para el desarrollo de nuevas tecnologías energéticas e industriales (NEDO), está trabajando en un proyecto sin precedentes: enviar energía solar a la tierra recolectada directamente al espacio. Si todo sale de acuerdo con los planes, ya en 2025 las primeras pruebas podrían ver la luz.
La tecnología, que ha estado funcionando desde la década de 1960, cuando el concepto fue teorizado por primera vez por el científico Peter Glaser, explota pequeños satélites equipados con paneles solares. Estos satélites, una vez en órbita, capturan la luz solar sin ser perturbados por nubes, lluvia o ciclos de día de la noche, y transforman la energía solar en el microondas. Las microondas, a su vez, se envían a la Tierra, donde las grandes estaciones receptores las reconstruyen en electricidad.
Energía solar del espacio: una tecnología que podría cambiar nuestra forma de producir energía limpia
¿Por qué recolectar energía en el espacio? Porque ahí arriba, el sol brilla incansablemente. Esto significa poder tener energía solar continúa24 horas al día, 7 días a la semana, sin las interrupciones que ocurren en la Tierra debido a la oscuridad o al mal tiempo.
Desde un punto de vista ambiental, el proyecto representa un punto de inflexión potencialmente épocal. No solo porque promete producir energía limpia sin emisiones de CO2, sino también porque reduciría la necesidad de construir enormes sistemas fotovoltaicos que a menudo restan espacios naturales preciosos. En la práctica, menos ecosistemas consumidos y menos comprometidos.
Si Japón realmente tuviera éxito en la compañía, abriría una nueva frontera en la lucha contra el cambio climático. Y tal vez un mañana, la energía solar espacial podría convertirse en un recurso compartido a nivel mundial.
A pesar del entusiasmo, el camino está lejos de sin obstáculos. El lanzamiento y el mantenimiento de los satélites en órbita tiene un costo aún muy alto, así como para construir infraestructuras de recepción en la Tierra. Y luego está el problema de la seguridad: el envío de microondas de alta potencia requiere una precisión absoluta. Un pequeño error de señalización podría ser peligroso para las personas, animales o infraestructuras.
Sin embargo, el gobierno japonés parece estar decidido a continuar, invirtiendo recursos importantes para refinar la tecnología y hacerla segura y sostenible. Si la primera prueba de 2025 otorga los resultados deseados, realmente podríamos estar en el amanecer de una revolución energética sin precedentes. Y quién sabe, tal vez en el futuro será normal pensar que la energía que ilumina nuestras casas llega directamente desde el espacio.