El año pasado en Bakú pesó mucho la ausencia de von der Leyer y Emmanuel Macron, pero también de Joe Biden, que estaba a punto de finalizar su mandato como presidente de Estados Unidos. Asimismo, la 30ª Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que comienza hoy en la Amazonia, también se caracterizará por tres grandes ausencias principales: la mayores contaminadores del mundode hecho, eso es Estados Unidos, China e India, ellos no estarán presentes con sus máximas autoridades.
¿Y nuestro Primer Ministro? Bueno, ella tampoco llegó.
Y así, para variar, la COP en Belém, al borde de la mayor selva tropical del mundo, también levanta el telón en un clima de creciente incertidumbre y de una verdadera desaceleración de la cooperación internacional sobre la crisis climática. Precisamente lo que no necesitamos para revivir nuestra fortuna.
Pekín estará representada por el viceprimer ministro Ding Xuexiang, Nueva Delhi por su embajador en Brasil, mientras que Washington no ha enviado ningún delegado. Según datos de 2024 del Centro Común de Investigación de la UE, China, Estados Unidos e India son responsables de casi el 50% de las emisiones globales, mientras que la UE aporta solo el 5,9%.
¿Y Italia?
Italia participa en la COP30 con el Ministro de Asuntos Exteriores Antonio Tajani y el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Económico, interviniendo en diversos eventos tanto en el Pabellón Italiano como en el Hub de Ciudades y Regiones, del que MASE es patrocinador este año.
El presidente Meloni ha decidido no participar en la COP30delegando a Tajani para representarlo: una elección que demuestra claramente la falta de atención del ejecutivo hacia una de las emergencias más graves de nuestro tiempo, declara la directora de Greenpeace Italia, Chiara Campione.
Según Campione, el ministro reivindicó un acuerdo europeo que en realidad “es un paso atrás: un plan débil, basado en trucos contables y en mecanismos que permiten trasladar parte de las reducciones de emisiones fuera de la Unión«. Un acuerdo que, esencialmente, en lugar de responder urgentemente a la crisis climática, termina ofreciendo nuevas lagunas a la industria de los combustibles fósiles y posponiendo una vez más las decisiones valientes necesarias.»
Greenpeace también recuerda las palabras del Secretario General de la ONU, António Guterres, quien advirtió que el incumplimiento del límite de 1,5°C representa un «fracaso moral y negligencia mortale”, y también ataca el “retórica del clima de esperar y ver«, que – explica Greenpeace – «utiliza la energía nuclear y otras pseudosoluciones como coartadas para no cambiar de rumbo y mantener al país anclado a los combustibles fósiles. Las palabras de Tajani parecen haber sido escritas por Eni y no por un representante de las instituciones.”.
Financiamiento de la transición, programas COP
Mientras tanto, los programas de acción de la COP se basan en compromisos voluntarios y no en leyes vinculantes. Pero la escala del cambio necesario es enorme: al menos 1,3 billones de dólares en inversiones climáticas cada año para 2035.
Si no se toman medidas urgentes, los científicos advierten que las temperaturas globales podrían aumentar entre 2,3°C y 2,8°C para finales de siglo, dejando vastas regiones inhabitables debido a inundaciones, calor extremo y colapso de los ecosistemas.
En el centro de las conversaciones en Belém estará la Informe sobre la hoja de ruta de Bakú a Belém por 1,3 billones de dólarespreparado por las presidencias de la COP29 y la COP30, que establece cinco prioridades para la movilización de recursos, incluido el fortalecimiento de seis fondos climáticos multilaterales, el fortalecimiento de la cooperación en materia de impuestos a las actividades contaminantes y la conversión de la deuda soberana en inversiones climáticas, una medida que podría desbloquear hasta 100 mil millones de dólares para los países en desarrollo.
El informe también pide desmantelar barreras como las cláusulas de los tratados de inversión que permiten a las empresas demandar a los gobiernos por políticas climáticas. Estas disputas ya han costado a los gobiernos 83 mil millones de dólares en 349 casos.
Otro enfoque clave para Belém es el último conjunto de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), planes climáticos nacionales que describen cómo los países planean reducir las emisiones. Para mantener el calentamiento por debajo de 1,5°C, las emisiones globales deben caer un 60% para 2030. Las NDC actuales proporcionarían sólo una reducción del 10%.
De las 196 partes del Acuerdo de París, solo 64 habían presentado NDC actualizadas a finales de septiembre. Los delegados también deberán aprobar 100 indicadores globales para rastrear el progreso en la adaptación climática, haciendo que los resultados sean mensurables y comparables entre naciones. Hoy en día, 172 países cuentan con al menos una política o plan de adaptación, aunque 36 están desactualizados. Los nuevos indicadores deberían ayudar a definir políticas más transparentes y eficaces.
Ahora que el planeta se calienta más rápido que nunca, la adaptación es ahora un pilar central de la acción climática. Pero el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que la financiación para la adaptación debe multiplicarse por doce de aquí a 2035 para satisfacer las necesidades de los países en desarrollo.
La COP30 también impulsará el programa de trabajo de transición justa para garantizar que las medidas climáticas no exacerben las desigualdades. Pero el hecho de que no haya grandes contaminadores, bueno, eso ya es una desigualdad grande y grave.
Fuentes: COP30/ ONU / Ministerio de Asuntos Exteriores / Greenpeace