Dos de los acontecimientos más controvertidos del Véneto: la construcción de la Pedemontana Veneta y la contaminación con PFAS, se reúnen hoy en una única investigación.
La Fiscalía de Vicenza ha cerrado las investigaciones preliminares contra 12 personas, acusadas de diversas formas de contaminación ambiental y falta de limpieza.
Según la fiscalía, durante la construcción de dos túneles de la autopista de peaje que conecta las provincias de Vicenza y Trevisose habría utilizado un acelerador de hormigón que contenía ácido perfluorobutanoico (PFBA)una sustancia perteneciente a la misma familia de las PFAS, conocidas como «contaminantes eternos» por su capacidad de persistir en el medio ambiente y acumularse en los organismos.
Las aguas residuales de la obra habrían desembocado en el arroyo Poscola, contaminando parte de las aguas superficiales y subterráneas entre Castelgomberto, Malo, Montecchio Maggiore, Isola Vicentina y Costabissara.
¿Qué es la Pedemontana Véneta?
La autopista Pedemontana Veneta es una infraestructura de aproximadamente 96 kilómetros de longitud, creada para conectar Montecchio Maggiore (Vicenza) con Spresiano (Treviso), aliviando el tráfico en las estribaciones y en la autopista A4.
Sin embargo, también es el centro de un gigantesco escándalo político-financiero: el proyecto, que originalmente costó 2,5 mil millones de euros, llegó con el sistema de financiación de proyectos a un coste total estimado de 12 mil millones. Un mecanismo que coloca la carga económica sobre los peajes pagados por los automovilistas, pero que, en caso de ingresos insuficientes, prevé la intervención de la Región del Véneto, ya comprometida a partir de 2024 al pago de tasas al concesionario SIS, un consorcio piamontés atribuible a la familia Dogliani.
Cemento y PFAS: lo que surge de las investigaciones
La investigación examinó el período comprendido entre junio de 2021 y enero de 2024. Los análisis de los Carabinieri de la Unidad de Policía Judicial de Vicenza revelaron que el aditivo «Mapequick AF 1000”, que contiene PFBA, en concentraciones superiores a los límites establecidos por el dictamen del Istituto Superiore di Sanità (n. 24565/2015).
Si bien no es una sustancia prohibida, su uso en cantidades excesivas puede resultar Altos riesgos para el medio ambiente y la salud.. Los investigadores creen que esto resultó en una “contaminación significativa de las aguas superficiales y subterráneas” en las áreas circundantes.
Los sospechosos, entre ellos directores del consorcio SIS, representantes de la Società Pedemontana Veneta SpA y responsables técnicos de las obras, también están acusados de no haber limpiado ni restaurado las obras, a pesar de ser plenamente conscientes de la contaminación actual.
Las galerías acusadas y el papel de los controles públicos
La atención del poder judicial se centra en dos túneles: el de Malo, entre Castelgomberto y Malo, y el de Sant’Urbano, en el territorio de Montecchio Maggiore. Ya fue objeto de investigaciones en el pasado por lauso de materiales que no cumplen con las certificaciones europeaslas obras habían sido embargadas, lo que ralentizó los trabajos durante meses. Precisamente de esos controles surgió el uso del aditivo que contiene PFAS.
Las investigaciones cuentan con el apoyo de la ARPAV de Vicenza, que proporcionó análisis y comentarios científicos sobre los niveles de contaminación. Los investigadores ahora están trabajando para aclarar quién autorizó el uso de las sustancias, qué controles públicos se omitieron y qué responsabilidades de gestión recaen en la alta dirección de las empresas implicadas.
Una nueva herida medioambiental para el Véneto
El episodio no tiene relación directa con la catástrofe provocada por los Miteni di Trissino, que contaminó los acuíferos de Vicenza, Padua y Verona, pero las sustancias involucradas pertenecen a la misma familia química peligrosa. Por lo tanto, una vez más el Véneto se encuentra teniendo que lidiar con el peso de decisiones industriales y de infraestructura que dejan un legado de un medio ambiente herido y una confianza pública socavada.
Las investigaciones no han concluido. Pero queda una certeza: entre adquisiciones, finanzas y química, la Pedemontana Veneta corre el riesgo de convertirse en el símbolo de cómo el precio del «progreso» puede volver a recaer en la salud del territorio y de los ciudadanos.