Manzanas, duraznos, peras, albaricoques, cerezas, higos: La fruta cultivada en la provincia de Arezzo ha sufrido, en la última década, una reducción drástica debido a factores climáticos, económicos y ambientales, con repercusiones serias en pequeñas empresas agrícolas. Se estima que un árbol frutal de dos de dos ha desaparecido.
Para iniciar la alarma es Coldiretti arzzoque analizó los datos Istat generalizados con motivo de Rimini MacFrut. En esa ocasión, la presidenta Lidia Castellucci dijo:
El aumento en los costos de producción, el cambio climático, la competencia injusta internacional, las prácticas injustas, la llegada de nuevos parásitos que afectan a las plantas como la cama asiática o el Drosophila Suzuki Y la dificultad de encontrar mano de obra es el conjunto de componentes que hacen que el cultivo de peras, manzanas y duraznos no siempre sea rentable. Sufrir más son las pequeñas granjas que tienen menos recursos para enfrentar costos y salidas comerciales limitadas.
Castellucci reiteró la necesidad de Establecimiento de equitaciones y reglas de mercado transparentesque permiten a las granjas italianas sobrevivir a la competencia de productos extranjeros, a menudo mucho más baratos por varias razones. En muchos de estos países, de hecho, no hay protecciones adecuadas para los trabajadores agrícolas, a menudo mal pagados y explotados. Además, el uso intensivo de las fitofarmacias sigue siendo generalizada, a diferencia de Italia, donde el uso de estas sustancias se ha reducido en un 50% en los últimos treinta años, en el signo de una agricultura de salud más justa, sostenible y respetuosa. Sin embargo, está claro que los costos de producción de estas dos realidades no son mínimamente comparables.
A la competencia injusta se agrega el peso del cambio climáticohecho aún más crítico por los retrasos en la realización de los depósitos, infraestructuras fundamentales para garantizar los recursos hídricos para los cultivos.
Finalmente, declara a Coldiretti Arezzo, una nueva campana de alarma se refiere a la Reducción drástica en el consumo de frutas y vegetales por parte de las familias italianas. Una tendencia que, además de penalizar el sector agrícola, también pone en riesgo la salud de las nuevas generaciones.
FUENTE: Coldiretti arzzo