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Santiago Sena: «El emprendedor social argentino no pasa desapercibido»

El director general de Emprendedores del gobierno porteño habló con ACONCAGUA: innovación, impacto social y empresas B, en la agenda de una rara avis del ecosistema local.

16 de noviembre de 17 . 18:49hs
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Manuel Torino

El director general de Emprendedores del gobierno porteño, Santiago Sena, es una rara avis en el ecosistema emprendedor local.

Para empezar, por su formación académica: es licenciado en Filosofía. En cuanto a su experiencia profesional, su CV también parece alejado de experiencias de start ups de garage.

De hecho, cuando se le pregunta si se considera un emprendedor, retruca: «Hoy todos quieren ser emprendedores pero la realidad es que no todos lo son. Yo soy el primero en decir que no soy emprendedor;  soy un simple funcionario público». 

A horas de celebrar la novena edición del Día del Emprendedor en la ciudad de Buenos Aires – con múltiples actividades y paneles en los Cinemark de Puerto Madero durante el viernes 17/11 de 9 a 18 hs–, Sena conversó con ACONCAGUA sobre los múltiples desafíos de emprender en la Argentina, temática que analiza en su reciente libro, Emprender para cambiar el mundode editorial Aguilar, que co-escribió con Andy Freire.

Las motivaciones de un emprendedor tradicional y un emprendedor social parecen contrapuestas. ¿Es tan así?

– Ambos tienen motivaciones similares pero hay algunos matices. Para dar una abstracción muy clara, el emprendedor comercial, tradicional está preocupado por la captura de valor y el emprendedor el social por la residual, para ponerlo en términos académicos. ¿Esto que quiere decir? Alguien como emprendedor, como empresario es rentable, perfecto, captura valor y está perfecto que así sea: no hay un juicio, ni moral, ni ético al respecto. Está bien ganar plata, todos los emprendedores emprenden porque quieren independencia y porque quieren ganar plata, no lo hacen para perder plata y sufrir. Pero el emprendedor social entiende que la sustentabilidad económica le va a dar sustentabilidad a su emprendimiento, su primera motivación no es necesariamente ganar plata, sino que es un medio para poder continuar generando impacto social.

¿Les importa más el porqué, el sentido de su negocio?

– Ojo que a un emprendedor tradicional también le puede importar el porqué. Yo no creo que pase necesariamente que para algunos su trabajo tiene mucho sentido y para otros menos. Sería injusto. La motivación en el fondo es distinta pero no es ni mejor ni peor.

Sena es filósofo y doctorando en Dirección de Empresas. Sus estudios se enfocan en el emprendedorismo social. | FOTO: IAE

– Si bien en el exterior el concepto de emprendedor social está instalado, en la Argentina parece incipiente. ¿Cuál es es tu mirada al respecto?

El emprendedor social argentino no pasa desapercibido. Hay un montón de países donde el fenómeno del emprendedorismo social tiene más tiempo de desarrollo; los sajones en ese sentido son bastantes más avanzados.  O sea, no es un invento argentino. no es que nosotros somos los primeros en generar está nueva forma organizacional. Ahora, lo que distingue al emprendedor latino, y al argentino en particular, porque estamos junto con Chile a la cabeza de este movimiento a nivel regional, es que estamos acostumbrados a ser resilientes a los cambios más económicos. Para desempeñarse en el ámbito social, es un perfil bastante particular e interesante. En el libro contamos decenas de casos de emprendimientos sociales. ¿Son empresas? Sí. Pero también tienen un impacto social evidente.

El emprendedor social argentino no pasa desapercibido.

El otro día leí un estudio con una conclusión que me pareció sintomática: «3 de cada 4 millennials prefieren ir al dentista que al banco». Pero acá ir al banco todavía es una tortura y la banca online brilla por su ausencia. ¿Qué obstáculos te parece que enfrentan hoy los emprendedores?

– En general en Argentina, y esto es común en todos los emprendedores, el costo del fracaso es muy alto. Es más fácil fracasar en otros países que acá. Y más allá de lo cultural, que sigue siendo muy fuerte, la normativa, lo institucional, es es una carga pesadísima. ¿Por qué? Porque de repente tenés un problema laboral con un ex empleado y sale carísimo, porque constituís una sociedad que tarda años en disolverse, etc. Todos esos problemas legales y administrativos, son muy caros. Son una gran traba que hace que 3 de cada 10 argentinos que ven una buena posibilidad para emprender no se animen. ¿Por qué? Porque tienen miedo a fracasar. Y es lógico: la verdad es que fracasar es un quilombo.

¿Qué responsabilidad le toca el Estado en todo esto?

– El Estado es el primer responsable, porque genera las reglas de juego en función de las cuales la sociedad después genera valor. En esa línea, el presidente Macri está hablando de una reforma laboral porque dice que hay una mafia con el tema de los juicios laborales.

La verdad es que fracasar en la Argentina es un quilombo.

El famoso reformismo permanente…

– Exactamente, con la reforma impositiva pasa lo mismo. La carga impositiva para el emprendedor es muy alta, más allá de que la ley Pymes facilite el camino. Son incentivos, pero la realidad sigue siendo muy pesada. En todos esos problemas que existen, el Estado tiene una voz. Obviamente no es fácil porque supone armonizar intereses diversos, pero bueno, estamos acá para facilitar ese camino de creación de valor.

¿Le ves futuro al concepto de empresas B en la Argentina?

– Le veo futuro pero yo no soy de los que cree que necesariamente tenga que existir un formato legal que incluya beneficios impositivos o económicos. Sí me parece pertinente que exista una figura que los diferencie, que internalice la misión que tienen.

¿Dejarías que el mercado se ocupe?

– El problema es que se pueden generar incentivos que son raros. Hecha la ley, hecha la trampa: de repente habrían un montón de empresas sociales. Es decir, no rompamos este espíritu, no rompamos lo que tiene de valioso, no rompamos un modelo que puede ser virtuoso si se sigue escalando como viene siendo escalado. Las empresas B tienen stickness de marca, la gente las elige por una cuestión de consumo consciente, los millennialls ya no estar tan cómodo con ciertos referentes corporativos o hábitos tradicionales. Entonces desde ahí tienen ya una ventaja competitiva. Y el que es ineficiente es ineficiente. O sea, al final del día, son empresas.

El que es ineficiente es ineficiente. O sea, al final del día, son empresas.

Sin embargo, las incubadoras y los programas de estímulos son unas de las principales cartas del gobierno tanto porteño como nacional hacia los emprendedores…

– Sí, hay programas de estímulo, por supuesto. De hecho yo soy responsable de varios de ellos, así que me hago cargo, pero de ninguna manera estaría de acuerdo con que ese estímulo sea constante en el tiempo. Muchos emprendedores van de una incubadora a la otra, renunciando un poquito de equity en cada una, para sobrevivir 5 años… no están buscando la sustentabilidad económica. Y en vez de blanquear su ineficiencia y hacer un cambio organizacional, prefieren depender de subsidios.

¿Cómo se relaciona la innovación con las serias demandas sociales actuales?

– Uno por ahí piensa que la innovación es un aplicación que te ayuda a hacer algo nuevo, pero no es la única forma de innovar. Schumpeter ya distinguía la innovación de cinco maneras distintas. Todas las empresas que con su actividad generen el ingreso al consumo de un determinado bien a una nueva población, ya está innovando, por ejemplo.

El Día del Emprendedor se celebra el viernes 17/11 en Buenos Aires con múltiples actividades.

Por estos días la mitad de los líderes mundiales definen el futuro ambiental del planeta Cumbre Mundial del Clima. ¿Crees que las empresas necesariamente va a tender un perfil cada vez más social?

– No creo que cambien los gigantes. Los cambios culturales se dan de generación en generación. Yo no veo que una empresa tradicional de hoy cambie por completo. Existen casos extraordinarios como el de Natura que se pasó a Empresa B siendo un gigante, pero no es la norma ni mucho menos. Sí creo que las empresas están tomando dimensión de la importancia de empezar a hablar estos temas, casi con una metodología del lenguaje.

Suena a green-wash…

– Es que les cuesta mucho retener a los clientes. Y la nueva camada de trabajadores millennials no está cómoda con el modelo tradicional. Entiendo que algunas empresas se estén dando cuenta y quieran hacer un viraje, pero no veo como una posibilidad que a nivel masivo toda la industria establecida, de repente vire hacia este modelo.

Por último, mañana se celebra el Día del Emprendedor en Buenos Aires con múltiples actividades. ¿Cuáles son tus expectativas?

– Espero que me puteen mucho porque pusimos muchas charlas muy interesantes al mismo tiempo.  Serás como un ‘elige tu propia aventura’, o una dinámica crucero norteamericano, donde hay una multiplicidad de actividades simultáneas entre las 9 y las 18hs en seis salones del Cinemark de Puerto Madero. Habrá de todo para elegir así que creo que lo que más espero es eso, que me puteen porque no saben qué hacer. ^^^

Domingo

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