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Tres lecciones sobre cómo los Datos Abiertos ayudan a vivir mejor

El movimiento global de Open Data está empezando a cambiar nuestra realidad.

30 de septiembre de 18 . 12:53hs
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Manuel Torino

«El futuro es abierto». Para el transeúnte que camina por la Boca, la frase que domina la explanada de la Usina del Arte puede sonar como una expresión de deseo.

Sin embargo, para los más de 2000 asistentes que colmaron la Conferencia Internacional de Open Data, el futuro ya llegó. Y, por supuesto, es abierto.

Con el objetivo de compartir experiencias, desarrollar proyectos y debatir sobre la apertura de la exponencial cantidad de información que generamos a diario, los principales expertos de la comunidad global de Open Data se reunieron por primera vez en la Argentina durante la semana pasada.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el vicejefe, Andrés Ibarra, inauguraron la conferencia de datos más importante del mundo en Buenos Aires. | FOTO: Presidencia de la Nación

¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de Open Data? Quién mejor para responder el interrogante que Wikipedia, emblema de la construcción colaborativa y abierta:  «El Open Data (O Datos Abiertos, en español) es un movimiento que promueve que determinados tipos de datos estén disponibles de forma libre para todos, sin restricciones de derechos de autor ni controles».


Éticamente, su filosofía se vincula con otras comunidades abiertas como el software libre o el código abierto. Los une la idea de que la información libre puede aprovecharse –en forma de aplicaciones, iniciativas municipales, medios de comunicación y hasta leyes nacionales– para mejorar la calidad de vida de todos.

A continuación, algunos casos de impacto que demuestran cómo los datos abiertos pueden ayudar a cambiar la realidad:

Del infierno a la igualdad en Guatemala

En Guatemala, sólo durante el mes pasado hubo seis asesinatos a personas trans. Sin reconocimiento legal ni respaldo social, las minorías sexuales viven un verdadero infierno en unas de los países más violentos de América Central.

Para hacerse oír, un grupo de trabajadoras sexuales creó la ONG Trans Reinas de la Noche, desde donde generan datos con el objetivo de impulsar una ley de identidad de género en el Congreso.

«En Guatemala City el 90% de las trabajadoras sexuales no fue ni siquiera a la primaria. Y una de cada cuatro personas trans tiene VIH», explica en diálogo con ACONCAGUA Lola Vázquez, vocera de la ONG y una de las speakers más aplaudidas en la Usina del Arte.

Gracias a la sistematización de datos, lograron visibilizar el flagelo diario que atraviesan cada noche. Y a pesar de las resistencia del Gobierno, las iniciativas comienzan a rendir sus frutos: la asistencia de chicas trans a los centros de salud públicos aumentó de cero en 2015, ya que ni siquiera eran registradas, a 750 en 2018.

Además, en las últimas semanas la comunidad trans guatemalteca logró presentar por primera vez un proyecto de ley de identidad de género en el Congreso.

«Es un paso histórico para las minorías sexuales en un país como Guatemala, donde directamente no existíamos para el Estado», resume Lola.

[Leé más: Hacker, trans y superdotada: así es la primera ministra digital del mundo]

Gobierno más abierto en Bogotá

La burocracia estatal, ese agujero negro donde emanan todo tipo casos de corrupción en América Latina, es otro de los focos donde el Open Data está arrojando un poco de luz.

«Las contrataciones del Estado mueven billones de dólares al año y en muchos países los ciudadanos no tienen acceso a esa información», explica a este medio Hera Hussain, de Open Contracting, una ONG global que empodera a actores de la sociedad civil para combatir la corrupción estatal.

Pakistaní radicada en Londres, Hera se define como feminista y activista. Y aunque ella no lo diga, es también  una de las 35 personas menores de 35 años más valiosas del mundo por su trabajo, según el Massachusetts Institute of Technology (MIT).

Hera Hussain combate la corrupción estatal con transparencia.

«El principal problema en la región es la burocracia: muchos gobiernos todavía no digitalizaron sus procesos de contrataciones y siguen funcionando con el papel», dice Hera. Y agrega: «La corrupción es tal que muchos gobiernos bienintencionados dudan en transparentar el Estado porque tienen temen a lo que puedan llegar a encontrar».

Sin embargo, casos como el de la alcaldía de Bogotá invitan a ser optimistas. La ONG de Hera fue contactada por un grupo de jóvenes políticos colombianos. Habían detectado que muchos alumnos de primaria se quejaban por la falta de alimentos en los comedores de las escuelas públicas.

Gracias a la apertura de estos contratos, se reveló un escándalo de corrupción de 22 millones dólares entre el Estado y un grupo cartelizado de proveedores: no solo cobraran sobreprecios sino que perjudicaban a las escuelas tanto en la cantidad como en la calidad de los alimentos provistos.

Los comedores de Bogotá, con más y mejor comida. | FOTO: Open Contracting

«Para desarticular ese esquema corrupto, se creó un market place digital que permitió que se sumaran nuevos proveedores y que se elevara la calidad de la oferta gastronómica en los comedores», cuenta Hera.

El sistema fue replicado en distintos municipios y hay planes de expandirlo a nivel nacional. «Lo más importante, creo yo, es que logramos reconstruir la confianza en el Estado».

Montevideo se recicla

La uruguaya es un sociedad históricamente progresista en muchos aspectos. Su educación laica, la ley de divorcio y la reciente legalización del cannabis son prueba de ello.

Sin embargo, en materia de reciclaje urbano, los charrúas estaban rezagados respeto a otros países de Sudamérica.

Hasta el año pasado, Montevideo no contaba con una red eficiente de reciclaje de residuos. Apenas había intentos aislados de tachos verdes en algunos barrios, gestionados por los propios vecinos.

Atentos a ello, un grupo de programadores con conciencia ambiental unidos en la agrupación Data lanzó una aplicación para mapear todos los puntos de reciclaje de la ciudad.

A partir de la recolección de datos, Montevideo amplió sus red de tachos verdes.

«Creamos una base de datos centralizada con información de diversas fuentes», dice Pablo Pignolo a ACONCAGUA sobre su app, que ademas informa al usuario cuál es la forma más rápida para llegar a un punto de reciclaje.

En los primeros meses la aplicación tuvo un pico de descargas tal que el propio Gobierno de Montevideo terminó adoptándola.

Ahora, Pablo y sus amigos trabajan junto a la alcaldía y a grandes empresas de consumo masivo en un proyecto para cambiar las instrucciones de reciclado en las etiquetas de envases de bebidas.

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Domingo

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