José «Pepe» Mujicaex presidente de Uruguay y figura icónica de la izquierda de América Latina, es desapareció ayer A la edad de 89 años, después de una larga batalla contra un tumor del esófago agravado por una enfermedad autoinmune. Su muerte ha despertado una ola de emoción en todo el mundo, también porque su compromiso social no se ha detenido en el campo de la política. Famosa sus batallas en Defensa de la justicia, la humildad y el medio ambiente.
Un presidente ambiental y visionario
Durante su presidencia (2010–2015), Mujica colocó El entorno en el centro de su visión política. En su famoso discurso en la Conferencia Un Rio+20 en 2012, declaró:
Cuando luchamos por el medio ambiente, el primer elemento del medio ambiente se llama felicidad humana.
Con estas palabras, subrayó que la crisis ecológica es, en realidad, una crisis política y cultural, el resultado de un modelo de consumo insostenible. Mujica denunció este modelo económico depredador que vacía al ser humano y devastó el planeta.
Para contrarrestar todo esto, Mujica no se detuvo en palabras como muchos otros líderes, sino que promovió políticas ambientales concretas, como la expansión de las energías renovables y la adopción de regulaciones que garantizaban la sostenibilidad en proyectos mineros e industriales.
También alentó el Responsabilidad ambiental por inversores privadosdestacando cómo la protección del medio ambiente es fundamental no solo para la ecología, sino también para la economía. Era un precursor de una política ecológica que pretextos la calidad de vida del crecimiento a cualquier costo.
Un legado de sobriedad y consistencia
La vida de Mujica fue un ejemplo de consistencia entre palabras y acciones. Conocido como «El presidente más pobre del mundo“, Vivía en una gran granja en las afueras de Montevideo, guió a un viejo escarabajo desde 1987 y Donó alrededor del 90% de su salario presidencial a causas sociales..
Incluso después de dejar la presidencia, continuó siendo una voz influyente, llamando la atención sobre elimportancia de una vida simple y la urgencia de enfrentar desafíos ambientales y sociales con solidaridad y responsabilidad.
Era sobre todo su estilo de vida de contracorriente Para hacerlo único: mientras muchos líderes vivían en edificios presidenciales, vivía en uno chacra modesta Bajo Sequoia, donde su perro Manuela descansaba con su esposa Lucía Topolansky y sus perros, rechazando los privilegios y la riqueza. Justo antes de morir, el ex presidente pidió ser incrementado y que sus cenizas están enterradas debajo de ese árboljusto al lado de Manuela, en una unión eterna.
Convencido de que el La riqueza real era tiempo y no dineroMujica nos ha dejado una de las críticas más lúcidas del consumismo moderno:
Comprar, no compra con dinero, compra con la hora de su vida que tuvo que gastar para ganar ese dinero. Y la vida es lo único que no se recupera.
Designado para Premio Nobel de la PazMujica encarnaba un ejemplo vivo de cómo La política puede ser un servicio y no una carrera. El gobierno uruguayo ha declarado tres días de duelo nacional en su honor y hoy su funeral estatal se llevará a cabo.
Si es cierto que ayer el mundo perdió a José «Pepe» Mujica, lo que nos dejó no irá con él, sino que continuará viviendo en los gestos de aquellos que luchan por un mundo más justo, más humano y verde. Mujica no era solo un ex presidente de Uruguay: era un Símbolo global de consistencia, humanidad y sobriedadcapaz de sacudir las conciencias con palabras simples y poderosas y, sobre todo, acciones concretas.