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«Los niños enseñan mucho; solo hay que prestarles más atención»

La docente palestina Hanan Al Hroub, ganadora del Global Teacher Prize en 2016, compartió con ACONCAGUA su inspirador método de enseñanza.

8 de mayo de 19 . 13:22hs
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Pedro Guevara

En 2016 el Papa Francisco anunciaba que Hanan Al Hroub era distinguida como la mejor maestra del mundo.  Fue cuando la docente palestina de 47 años recibió el Global Teacher Prize, el equivalente al premio Nobel en Educación, que entrega la Fundación Varkey.

El premio de un millón de dólares reconoce “a un docente excepcional, innovador y comprometido, que haya logrado impacto en el aula y en su comunidad”. Ya lo recibieron docentes como Andria Zafirakou, que el año pasado habló con ACONCAGUA, y quedaron como finalistas maestros latinoamericanos, como el argentino Martin Salvetti. 

La inspiradora docente pasó por Argentina y habló con ACONCAGUA. | FOTO: Fundacion Varkey

Hanan creció en un campo de refugiados cerca de Belén, allí padeció la violencia armada junto a su familia. Una tarde, tras salir de la escuela, sus hijos presenciaron la escena donde unos soldados le dispararon a su padre.

Como respuesta al trauma, Hanan comenzó lentamente a crear juegos para devolverles la confianza perdida a sus niños. Sorprendida por los buenos resultados, decidió ayudar a otros chicos que estaban pasado por experiencias similares y se formó para trabajar en educación primaria de escuelas públicas.

De esa manera, forjó una pedagogía para decirle «no a la violencia» y desarrolló un enfoque centrado en el juego y el aprendizaje. Mediante ellos genera relaciones de confianza, respetuosas, honestas y afectivas.

De visita en la Argentina, participó en la Feria del Libro y se reunió con el senador nacional Esteban Bullrich, del cual recibió la  mención de honor “ Senador Domingo F. Sarmiento”. También se hizo un tiempo para conversar con ACONCAGUA y otros medios sobre su mirada de la educación.

¿Cuál fue el hecho que te motivó a ser maestra en un contexto de violencia como el de Medio Oriente?

El hecho fundamental fue la experiencia cruel que sufrieron mis hijos al momento que mi esposo, el padre de ellos, los había buscado a la salida de la escuela. Fueron atacados por la fuerza de la ocupación, fue herido el padre de ellos delante de sus hijos. Mis hijos volvieron después de este incidente con mucho miedo, traumatizados. Empecé a notar que estaban agresivos entre sí. Tenían miedo a volver al colegio y sufrir un incidente parecido. Como familia, la situación fue muy dura. No encontré ninguna ayuda en el colegio, lamentablemente los maestros no estaban capacitados para esta situación y los chicos empezaron a aislarse. 


¿Qué hiciste al respecto?

Transformé mi casa en un aula llena de reglas, juguetes, varios recursos de enseñanza. Los métodos de enseñanza los transformé en juegos para incentivarlos a volver al colegio. Mi preocupación era que se se recuperasen a nivel psíquico más allá del rendimiento escolar. Después de eso volví a la facultad, cambié mis estudios y empecé a estudiar la carrera de maestra de primaria. Por una sola razón: porque mis hijos no fueron los únicos que sufrieron tales situaciones. Por eso hoy mi objetivo principal es que los niños descarguen esta violencia, este enojo que tienen adentro y tratar de sembrar en ellos la alegría, la paz y que vuelvan a ser niños comunes y corrientes.

Hanan aplica su método en Pakistán con niños víctimas de violencia. | FOTO: Fundación Varkey


¿Qué efectos tiene en el autoestima de los chicos el hecho de convivir con la violencia?

El niño que sufre la violencia no confía en nadie, tiene miedo a todo el mundo y siempre está a la expectativa de protegerse y en muchos casos pierde la autoestima, poco a poco empieza a odiar a todo el entorno y quizás empieza a tener odio inclusive en contra de sí mismo. Es por eso que el objetivo es aumentar su autoestima en el lugar, luego la confianza que tiene conmigo como maestra y con sus colegas en el aula. Claro que todo esto a través de juegos porque son niños y lo que más le puede motivar son los juegos.

[Leé más: Así es el evento que convierte en millonario al mejor maestro del mundo]

¿Tu clase es convencional o la encarás de una manera totalmente diferente?

No es un aula típica. Yo siempre trabajo con niños de 5 a 10 años, formo grupos pequeños y los invito a que empiecen a presentarse y a trabajar entre sí. Para que aprendan a dialogar, a formar una pequeña comunidad. Yo me siento con cada equipo y empezamos a descubrir juntos las habilidades que tienen y  cómo van a distribuir los papeles, cómo van a elegir a la persona que sea más participativa. Siempre va a haber un motivo, cualquier cosa se puede cambiar pero modificar un comportamiento es una tarea muy difícil. Entonces, tengo varias alternativas para motivar a los alumnos a que cambien. Algunas técnicas pueden ser materiales o morales, pero siempre tienen que ser diversas y creativas.

La docente palestina ganó el equivalente al Nobel de Educación en 2016. FOTO: Fundación Varkey

¿Qué similitudes viste cuando recorriste escuelas en la Argentina esta semana?

Los desafíos que enfrentamos son de naturaleza muy parecida, por ejemplo, la cantidad de alumnos en el aula, la escasez de recursos.  Me llamó la atención el nivel de violencia que se vive acá también. Por otra parte, el problema de los bajos salarios es un problema a nivel mundial. Además al maestro se le brinda poca protección.  Se supone que el colegio es un lugar sagrado. La protección de los profesores es una responsabilidad del Estado, pero en primer lugar es una responsabilidad social, de toda la comunidad.


¿Qué es lo que más aprende de los niños?

Aprendo de ellos su inocencia para disfrutar la vida. Fue gracias a ellos que alcancé mis logros, ellos me inspiraron. Aprendí a ver de forma más clara, aprendí a ver el material de estudio con los ojos de ellos, con su mentalidad. Cuando trabajás con un alumno, si queres tener exito con él, tenés que empezar a armar las estrategias de acuerdo a este alumno, tenés que quitar las barreras que te separan de este alumno, de convertirte en un alumno como él. Los niños cometen errores pero no tienen miedo al fracaso, de ellos aprendí el coraje, a no tener miedo a cometer errores. Los niños enseñan mucho, lo que nosotros tenemos que hacer es prestarles atención.


¿Qué hiciste con el premio de 1.000.000 de dólares?

Antes tenía un sueldo muy bajo y por eso no podía ayudar mucho a mis colegas. Ahora gracias al premio le estoy brindando ayuda a los maestros que están interesados en aplicar mi método.También empecé a ayudar a alumnos pobres, a darles becas para poder ingresar a la universidad y que sigan estudiando. Mi sueño es construir un colegio en el cual pueda aplicar todos mis métodos y mis ideas.

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