China está ganando una de las batallas más difíciles en el panorama de la conservación ambiental, y lo está haciendo a través de una serie de programas nacionales que apuntan aExpansión de los bosques de manglar. En una era en la que muchas naciones luchan por contrarrestar la pérdida de estos ecosistemas tan importantes, Beijing tomó el camino opuesto, aumentando la superficie cubierta por estas preciosas plantas costeras. Detrás de este proyecto hay un compromiso generalizado, una estrategia bien definida y una visión que combina protección ambiental y desarrollo sostenible.
Un éxito ecológico medible
Según los datos publicados por la Administración Nacional de Forestales y Pastizales (el organismo nacional chino que se ocupa de la supervisión y el manejo de bosques, prados, humedales, desiertos y vida silvestre terrestre, bajo la supervisión del ministerio de recursos naturales) con motivo de los El Día Mundial de los Humedales, el área total de los bosques de mangle en China alcanzó las 30.300 hectáreas, con un aumento de aproximadamente 8.300 hectáreas en comparación con el comienzo del siglo. Un hecho que, traducido en términos prácticos, significa más hábitats para la fauna, una mayor protección de las costas y un impulso a la biodiversidad.
En los últimos cinco años, el país ha plantado más de 8.800 hectáreas de nuevos manglares y ha rehabilitado 8.200 hectáreas de bosques degradados. El resultado? Un ecosistema más resistente, capaz de filtrar agua marina, mitigando los efectos de las tormentas y garantizando un hogar seguro para cientos de especies animales.
Los manglares: centinelas verdes contra el cambio climático
Hablamos de manglares en varias ocasiones, subrayando su gran importancia para la coexistencia entre el hombre y la naturaleza. Cubren la función de los baluartes naturales contra la erosión de las costas, las inundaciones y la elevación del nivel del mar. Apodado «Guardias costeras», realizan varias funciones verdaderamente esenciales: purifican el agua, protegen la línea costera de las olas y organizan un ecosistema rico y variado. En un mundo que corre más y más rápido hacia la incertidumbre climática, los manglares representan una solución efectiva y a largo plazo.
China, consciente de su papel estratégico, ha decidido invertir con determinación en su protección. El establecimiento de 903 parques nacionales dedicados a los humedales, que cubren más de 2,4 millones de hectáreas, es la demostración concreta de este compromiso. Más de 2.200 reservas naturales ahora protegen varias áreas clave, asegurando que el renacimiento de los manglares no sea solo un datos sobre un informe, sino una realidad tangible.
El caso de Dongzhaigg: el renacimiento de la biodiversidad
En la provincia de Hainan, en la reserva natural de Dongzhaiggs, el regreso del Airone con un pico amarillo es la prueba más elocuente del éxito de las políticas de conservación. Los habitantes del lugar cuentan con entusiasmo de cómo estas aves, una vez raras, han regresado a la población el área, dibujando escenarios que parecían perdidos en el cielo.
El mérito va a las numerosas intervenciones de restauración: excavaciones para mejorar el drenaje, la siembra de plántulas, el control de especies invasoras. Un trabajo metódico y continuo, que ha permitido aumentar el número de especies de aves de 180 a más de 200. Un ejemplo virtuoso que muestra cómo la conservación no es solo un acto debido, sino una inversión que devuelve.
Un ambicioso plan de acción
La expansión de la cobertura forestal de los manglares no es el resultado del caso, sino de un plan bien estudiado. Desde 2019, el Ministerio de Recursos Naturales y la Administración Nacional de Forestación y Pastillas ha comenzado en los estudios profundos para identificar las áreas más adecuadas para la reforestación.
Un documento clave en este proceso es el «Plan de acción especial para la protección y restauración de los manglares (2020-2025)», que tiene como objetivo Crear y restaurar 18.800 hectáreas de manglares para 2025. Las provincias involucradas recibieron pautas claras para garantizar que la protección de los ecosistemas no obstaculice las necesidades económicas de las comunidades locales.
Protección y desarrollo: ¿un posible equilibrio?
Encontrar un compromiso entre conservación y desarrollo nunca es fácil. China, sin embargo, está tratando de combinar ambas necesidades. Por un lado, ha establecido que los manglares y los humedales asociados con ellos deben incluirse en las «líneas rojas» de protección ecológica, lo que significa que no pueden ser sacrificados para proyectos industriales. Por otro lado, es estudiar modelos de gestión los que permiten a las comunidades locales beneficiarse de la presencia de estos ecosistemas, a través del turismo sostenible y la pesca regulada.
En los últimos años, el gobierno central ha financiado 13 proyectos de recuperación de «Blue Bay», dirigidos precisamente a la protección de los manglares. A nivel local, las administraciones han aumentado las inversiones, reconociendo que el futuro de las comunidades costeras depende de la integridad de los ecosistemas naturales.
¿Un modelo para el mundo?
En un momento en que muchas naciones ven sus propios bosques de mangle reducen la presión de la urbanización y el cambio climático, China está demostrando que es posible revertir la tendencia, y los proyectos que desean combinar la investigación científica, la regulación rigurosa y la participación de la comunidad están haciendo frutas de concreto.