Una manzana, un turrón, tres galletas de arroz. Todos productos que tienen aproximadamente la misma cantidad de calorías. Pero, ¿conocemos algo más sobre lo que nos aporta cada producto?

¿Sabemos realmente qué es lo que comemos? ¿Cambiaría en algo si tuviésemos algún tipo de advertencia sobre los altos valores de componentes críticos que tienen algunos alimentos?

Hace tiempo que en Argentina se viene masticando la idea de una ley de etiquetado que advierta sobre las cantidades de componentes críticos como el azúcar, la grasa, el sodio.

A diferencia de lo que sucede en otros países de la región, donde avanzaron este tipo de proyectos, hasta ahora, siempre habían sido intentos, débiles, o divididas por diferentes opiniones e intereses.

Pero en las últimas semanas, se presentó un nuevo proyecto de ley de etiquetado frontal que pisa con fuerza en el Congreso, logrando en las últimas horas la media sanción por parte del Senado.

La ley está impulsada por el poder Ejecutivo desde los ministerios de Salud, de Agricultura, Ganadería y Pesca y de Desarrollo Productivo. Además, varios especialistas en nutrición y chefs como Narda Lepes o Donato de Santis se unieron en el colectivo ACELGA (Asociación de cocineros y Empresarios Ligados a la Gastronomía Argentina) e hicieron circular en redes sociales un video apoyando a la ley.

Desde la redacción de ACONCAGUA, te contamos por qué esta ley importa y cuáles son sus puntos clave:

1_ Información clara

La lectura de etiquetas de los alimentos es un hábito poco común en Argentina. El rotulado vigente por ley muestra información en tablas de composición nutricional que no son fáciles de comprender. Por eso, el proyecto de ley actual plantea rótulos frontales que informen con claridad sobre el exceso de nutrientes críticos como azúcar, sodio, grasas y calorías.

De esta manera, a la hora de elegir comprar un producto, el consumidor argentino podrá diferenciar el amplio espectro de alimentos que corren entre lo saludable y lo dañino. Según los especialistas, este es un gran paso para generar conciencia alimentaria en los consumidores y que puedan optar por alternativas más saludables.

2_ Etiquetado frontal

El tipo de rótulo fue un punto clave en el debate legislativo. Se definió como etiqueta un símbolo con forma de octógono negro, que figure como una advertencia clara y llamativa, y que ocupe no menos que el 5% de la superficie.

Importante: la etiqueta tendrá una posición frontal en los envases de los alimentos y bebidas con alto contenido de sodio, azúcares, grasas saturadas, grasas totales y calorías.

Este sistema es el que tienen varios países como México, Chile y Uruguay y es el recomendado por la Organización Panamericana de la Salud.

Otros países fueron por una estrategia diferente: Gran Bretaña tiene el modelo “semáforo” en donde se categoriza por rojo, amarillo o verde según el nivel de componentes dañinos y saludables que tengan los alimentos.

Por su parte, España y Francia optaron por un nutriscore, que es un semáforo de cinco colores que además advierte sobre la frecuencia y la porción en la que estos alimentos deben ser consumidos.

El sistema de etiqueta semáforo, utilizado por Gran Bretaña.

3_ Antecedentes en Latinoamérica

Argentina está rezagada en esta carrera. Ya son varios los países de América Latina que optaron por un sistema de etiquetas que adviertan sobre los componentes de los alimentos. En el caso de México, la ley fue elogiada a nivel mundial, generando expectativas para combatir los graves problemas de obesidad, diabetes y malnutrición que enfrenta el país.

El caso mexicano indica que el etiquetado tiene que estar en la parte superior derecha del frente del envase, con forma de octógonos negros que indiquen los niveles de azúcares, grasas, calorías y sodio.

Según una investigación realizada por UNICEF en 2016, se logró confirmar que el etiquetado frontal de advertencia tiene un mayor nivel de comprensión entre la población mexicana.

4_ Educación nutricional

Se estima que en la Argentina cuatro de cada diez niños padecen de sobrepeso u obesidad y que en promedio consumen un 40% más de bebidas azucaradas que los adultos.

Por eso es importante educar e informar a los consumidores –especialmente a los niños– sobre los componentes que tienen ciertos alimentos o productos.

Además de las etiquetas en el frente del envase, el proyecto también establece que el Consejo Federal de Educación deberá promover actividades y contenidos de educación alimentaria nutricional en los niveles inicial, primario y secundario de educación del país.

La información es un derecho y es fundamental para no comerte cualquier cosa. Hoy en Argentina no podes saber ni cuánta azúcar tienen las cosas que te venden. #EtiquetadoYa pic.twitter.com/JNgnLWr5a7

— Soledad Barruti 🧚🏽‍♀️ (@solebarruti) October 21, 2020

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 5_ Publicidad engañosa

Otra de las claves del proyecto de ley está en la publicidad, especialmente la dirigida a la población infantil. Existen alimentos ultraprocesados que contienen diseños que buscan ser atractivos para los niños, y por eso, busca regular los entornos escolares en relación con las publicidades a las que están expuestos.

Se prohibirá que la publicidad de los alimentos refiera sus “propiedades medicinales” y si algún producto llevara un sello de advertencia, no podrá incluir dibujos animados ni elementos que llamen la atención de los niños.

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