En tiempos de pandemia, son pocas las empresas que no postergan su crecimiento. Zafrán, un start up argentino de snacks saludables, es una de ellas. Y además, lo está logrando con un modelo de producción responsable.

Un breve resumen de sus hitos en este año tan particular para el mundo pyme en Argentina señala que obtuvo la certificación B, que la reconoce como una mejor empresa para el mundo.

También que lanzó una línea de productos orgánicos para niños –Zafranito– con el propósito de combatir la obesidad infantil y promover hábitos sustentables, entre otras novedades que ya están en las góndolas.

Pero hay algo que une todos estos hitos: Zafrán nunca dejó de lado la responsabilidad a la hora de producir, probando que ser rentable y consciente a la vez es posible en la Argentina.

Nito Anello, co-fundador de Zafrán y elegido por Forbes como uno de los 30 emprendedores que construyen futuro en Argentina explica cómo logró hacerlo realidad. «Algo que aprendimos es que para emprender es clave estar atento a los cambios y ser flexible para adaptarnos a las nuevas circunstancias. El propósito de la empresa y los valores siempre fueron los mismos, aunque estemos reformulando la parte económica del negocio todo el tiempo. Nacimos para mejorar el mundo a través de la alimentación. Y eso es motivante».

Nito Anello, creador de Zafrán.

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Triple impacto

«Con la pandemia fueron muchas las personas que comenzaron a darse cuenta lo importante de comprar con más conciencia; esto significa saber que están comprando, cuál es su proceso de producción y cuánto estoy contaminando. En Zafrán somos parte de esa comunidad de consumidores entonces estamos pensando todo el tiempo cómo podemos responder a sus inquietudes; reducir los residuos que generamos, consumir menos energía en la planta de producción, producir alimentos orgánicos ricos y con mucha menos azúcar y hasta tratar de evitar el plástico con la primera línea de envases compostables», dice Nito.

Por otro lado, el emprendedor pone el acento en la importancia de inculcar hábitos sustentables, en consonancia y parte central del ADN de Zafranito, la línea orgánica para chicos y chicas. «Con la nueva marca pretendemos construir un mundo mejor para las generaciones futuras, inculcando hábitos honestos que van más allá de la alimentación, desde reciclar, pintar, andar en bicicleta, bailar, hasta tener una huerta o cocinar en casa. Los más chicos están siendo cada día más conscientes de que tenemos un solo planeta y que venimos haciendo las cosas mal», sostiene. Y concluye: «Lo lindo de este desafío es que nos dimos cuenta que ser una empresa con producción responsable en Argentina es posible y no vamos a parar».

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