La costa argentina podría empezar a dejar de ser un gran cenicero. Esta semana, el Consejo Deliberante de Pinamar aprobó una ordenanza que prohíbe fumar en las playas de esta localidad balnearia.

La medida asegura que se dejarán unos pocos espacios habilitados para los fumadores y que, en cada una de las playas, se deberá colocar por lo menos un cenicero para tirar las colillas de cigarrillo. Entre cada uno habrá unos 100-150 metros y solo se podrá fumar dentro de un radio de cinco metros de estos recipientes.

Gastón Caminata, oriundo de Pinamar y voluntario de Yo Amo mi Playa, fue uno de los impulsores de la ordenanza. | FOTO: @yoamomiplayaok

Según establece la normativa, el cumplimiento será progresivo: se dispondrán de «los primeros dos años de su entrada en vigencia para su plena difusión y campaña de concientización».

Pasado ese tiempo, se cobrarán multas equivalentes al valor de entre 20 y 200 atados de cigarrillos a quienes no la cumplan.

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En 2018, según el último Censo de Basura Costera de Fundación Vida Silvestre, se recolectaron más de 46.600 residuos en las costas bonaerenses. De esos miles, alrededor de 7.600 fueron colillas de cigarrillos y más de 22.500 plásticos: desde bolsas hasta tapitas, botellas descartables y nylon.

 

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Balneario sustentable

Uno de los impulsores de esta medida fue Gastón Caminata, un vecino de la localidad y voluntario de Yo Amo mi Playa, un proyecto de Big Human Wave que, hace tan solo dos semanas, lanzó una petición en Change que logró más de 20.000 firmas para lograr que Pinamar sea una playa libre de humo.

Big Human Wave es una fundación argentina que lucha por el cuidado de las playas. | FOTO: @yoamomiplayaok

Según Yo Amo mi Playa, cada colilla contamina 70 litros de agua y, gracias a esta medida, solo en esta ciudad costera, se salvarán 126 millones de litros de agua. «Estamos trabajando en varias ciudades balnearias más: si pudimos con una playa, podemos con todas», escribió Gastón en sus redes sociales.

Ya en 2012, había logrado que se implementara una ordenanza para que los comercios dejen de entregar bolsas plásticas y, en 2018, después de juntar más de 500 sorbetes en la playa, logró que Pinamar se convirtiera en la primera ciudad del país libre de pajitas.

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