El mundo del vino en México ya no es sólo un susurro entre conocedores; es un grito a todo pulmón desde los tejados de Polanco. Y allí mismo, en el corazón de la Ciudad de México, Banorte Nación de Vinos se prepara para celebrar su sexta edición. Sin embargo, este no es un festival del vino cualquiera: es una declaración de que el vino mexicano ha llegado y ya no se bebe tranquilamente en un rincón.
Campo Marte se transformará en un paraíso bacanal los días 22 y 23 de enero cuando más de 80 bodegas de 17 estados mexicanos lleguen a la capital, cada una trayendo una pequeña muestra de su terruño, su trabajo y sus triunfos. Para cualquiera que quiera comprender cómo ha evolucionado la escena vitivinícola de México desde los caminos trillados de Baja California hasta las regiones emergentes de Jalisco, Puebla e Hidalgo, Nación de Vinos es una inmersión informativa y deliciosa en la historia del vino.
Los gigantes y los desvalidos
Los pesos pesados están todos aquí: Monte Xanic, Santo Tomás, LA Cetto, Casa Madero, La Redonda y Freixenet. Estos nombres son los pilares de la viticultura mexicana, viñedos que sentaron las bases de lo que se ha convertido en una industria en auge.
Hablando de gigantes, Guanajuato es un elemento básico del evento de este año. La región de El Bajío ha estado cultivando silenciosamente su propia identidad durante las últimas décadas y ahora está lista para rugir. Cuna de Tierra, Viñedo San Miguel y Tres Raíces son solo algunos de los jugadores que están causando sensación. Estos viñedos han decidido que hacer vino no se trata sólo de seguir la tradición, sino de redefinirla.
Un festín para los sentidos
Por primera vez Banorte Nación de Vinos abre sus puertas al público, invitando a todos a probar la transformación. Los boletos cuestan 8,000 pesos, con restaurantes de alto nivel como La Docena, Quintonil, Rosetta y Caracol de Mar que sirven platos que son tan parte de la experiencia como los vinos mismos. Cada plato está diseñado para bailar el vals con las uvas, realzando los sabores y elevando la experiencia. Es una clase magistral sobre maridaje, un testimonio de la idea de que la comida y el vino están indisolublemente ligados.

En Nation Space, productores y distribuidores se reunirán, no solo para exhibir sus productos sino también para forjar conexiones. Aquí, las líneas entre productor y consumidor se difuminan. Los enólogos se codearán con sommeliers, los chefs conversarán con enófilos y todos se irán con una comprensión más profunda de lo que hace que el vino mexicano funcione.
Este año, sin embargo, es el estado de San Luis Potosí el que ocupa un lugar central. Lo que alguna vez fue una ocurrencia tardía en la conversación sobre vinos, ahora es el invitado de honor, y por una buena razón. Bodegas como Pozo de Luna, Viñedo Bodega 1881 y Cava Quintanilla están liderando una revolución silenciosa. Estos viñedos producen vinos que exigen atención y cuentan historias de resiliencia e innovación.
Lo mejor de San Luis Potosí
La historia vitivinícola de San Luis Potosí se remonta a finales del siglo XVIII. Todo empezó en el Valle de San Francisco, una tierra fértil que hoy alberga más de siete bodegas.

Una visita a las bodegas de San Luis Potosí es imprescindible para cualquier amante del vino. Cava Quintanilla, con sus variedades blancas y tintas, se destaca y ofrece recorridos que son tan educativos como divertidos. La Malaca, rodeada de nogales y campos de lavanda, es conocida por sus vinos dulces y productos artesanales como jabones y mermeladas orgánicos.
Pozo de Luna es otro punto destacado, ya que elabora vinos de alta calidad a partir de uvas Nebbiolo, incluido un impresionante rosado. Viñedos 1881, con sus paredes de adobe y su histórica historia, ofrece una combinación de tradición y técnicas modernas de elaboración del vino.
La capital de San Luis Potosí es más que una simple puerta de entrada al gran vino. Su arquitectura colonial, arte huichol y maravillas naturales cercanas como las cascadas y Real de Catorce lo convierten en un destino que vale la pena explorar. El Museo del Rebozo y las delicias culinarias locales, desde enchiladas potosinas hasta buena comida, completan la experiencia, asegurando que una visita a este estado sea algo más que lo que hay en el vaso.
Entonces, ¿te sumergirás en el increíble mundo del vino y la gastronomía mexicanos esta semana?