EL’contaminación plástica es un desafío global cada vez mayor, que no excluye a África. Aunque el continente produce sólo el 5% del plástico mundial, el aumento del uso de materiales de un solo uso lo está convirtiendo en el segundo más contaminado del mundo. Ante esta emergencia, investigadores del Centro Internacional de Fisiología y Ecología de Insectos (icipe) parecían haber identificado un enfoque innovador para abordar el problema.
Según un estudio publicado en Informes Científicos que ya habíamos tratado, de hecho, las larvas de Alphitobius diaperinusuna especie de escarabajo oscuro originaria de África, son capaces de consumir hasta el 50% del poliestirenoun tipo de plástico muy utilizado en envases y envases desechables.
De este modo, los investigadores creyeron haber llegado a una solución innovadora al problema de la contaminación plástica. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que esta esperanza puede haber sido fuera de lugar. Aunque las larvas de algunas especies, como la oruga de la cera (Galería Mellonella), mostró la capacidad de “morder” el plástico, según los resultados.
La dieta era insostenible para su metabolismo.
Las orugas, atraídas por la similitud entre el plástico y la cera –una de sus fuentes naturales de alimento– han demostrado que pueden roer materiales como el poliestireno. Sin embargo, el verdadero problema surgió cuando analizamos lo que quedó después: Microplásticos, fragmentos aún más pequeños y difíciles de gestionar que el material original..
Además, estos insectos no obtuvieron ningún valor nutricional del plástico, por lo que la «dieta» insostenible para su metabolismo. En la práctica, para las orugas el plástico era como comer papel: lo ingieren pero sin aportar beneficios, ni para ellas ni para el medio ambiente.
El profesor Gustav Vaaje-Kolstad, experto en biotecnología, señala que los primeros estudios no eran lo suficientemente precisos. Explicó que para que una investigación sea válida, los resultados deben ser repetible por otros investigadorespero este no fue el caso de las orugas. Y así las expectativas iniciales resultaron excesivas. A pesar de esto, los estudios han inspirado más investigaciones para desarrollar métodos más efectivos de degradación del plástico.
El problema central está relacionado con estructura química del plásticocompuestos por largas cadenas de moléculas similares a «collares de perlas». Para poder reciclar estos materiales es necesario romper estas cadenas en sus elementos más pequeños, un proceso aún complejo y costoso.
Sin embargo, Vaaje-Kolstad sigue siendo optimista sobre el futuro. Si bien las orugas pueden no ser la solución definitiva, los científicos continúan investigando formas innovadoras de degradar el plástico de manera sostenible. El objetivo a largo plazo es producir materiales que puedan descomponerse y reutilizarse fácilmentereduciendo así la necesidad de producir plástico nuevo.