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Las apariencias engañan: el lado B del salmón

El salmón de criadero no solo es malo para tu salud, también es un gran problema para el medio ambiente.

24 de agosto de 20 . 10:54hs
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Sofía Altuna

La comida de nuestro plato no siempre es lo que parece. Y a ningún alimento le queda tan bien el dicho «las apariencias engañan» como al salmón.

¿Qué comemos en realidad cuando comemos salmón? Desde el ahumado en ensaladas, hasta el del sushi, la gran mayoría del salmón que consumimos en América Latina es de criadero y contiene una mezcla de soja, harina de pescado, levadura de cerveza, maíz y antibióticos.

Además, suele incluir un cocktail de aditivos y, muchas veces, también una mezcla de otras especies. Según un estudio realizado por biólogos del Conicet y de la Universidad de Mar del Plata, uno de cada cinco pescados comercializados en la costa bonaerense no son lo que indica su etiqueta.

Alimentados con un cocktail de aditivos y antibióticos, el salmón de criadero no es tan saludable como parece.

La mayoría de las especies que se usan para sustituir a otras son peces cartilaginosos -como tiburones, rayas y mero, entre otras- que, en su gran mayoría, se encuentran en peligro de extinción.

En síntesis, nos estamos comiendo una mentira. Por eso, desde Sin Azul No Hay Verde, el programa marino de la Fundación Rewilding Argentina. solicitaron un cambio en el Código Alimentario Argentino. Piden que se indique con la rotulación necesaria el país de origen y la procedencia de su producción, como ocurre en Europa o en Estados Unidos, donde se los rotula avisando al consumidor si es de criadero (también llamados “de granja”) o salvaje.

Fábrica de salmones

Pero el salmón de criadero no solo no es bueno para tu salud, también es un gran problema para los océanos. Desde Chile, Ramón Navarro, surfista profesional y embajador ambiental de la marca de indumentaria Patagonia explica la experiencia de su país: «En la isla de Chiloé dejó mucho menos trabajo para  los pescadores artesanales e islas contaminadas de cuerdas y cabos».

Los pescados industriales son criados en el mar en enormes predios de entre 4 y 5 pisos de altura. Producen una enorme cantidad de desechos que caen en los lechos marinos y destruyen el ecosistema.

[Leé más: ¿Qué comemos en realidad cuando comemos salmón?]

La práctica se conoce como salmonicultura. Es la cría intensiva de salmones en jaulas flotantes del tamaño de canchas de fútbol que se instalan en el mar.

Según los expertos consultados por ACONCAGUA, por su impacto ambiental este sistema de producción tiene puntos de comparación con la cría intensiva de pollos o de cerdos.

El hacinamiento dentro de las jaulas lleva a la proliferación de virus y bacterias que enfrentan incorporando gran cantidad de antibióticos.

chile

Una imagen aérea de la salmonicultura en Chile

«Además, el mar es un ambiente incontrolable. Cuando se introduce una especie exótica, antibióticos y residuos orgánicos e inorgánicos se le quita el oxígeno y se destrozan completamente. Se pueden perder especies enteras y afecta al turismo porque ensucia las playas. Los ecosistemas son lugares muy frágiles, una vez que se pierden, es muy difícil recuperarlos», explica Martina Sasso, Directora de Sin Azul no hay Verde. Y agrega: “Cada diez años, estos centros se tienen que mover y cada diez años, se pierde un pedazo de mar que ya no se puede recuperar”.

Desde Tierra del Fuego, Augusto De Camillis, buzo y camarógrafo de la ONG Beagle Secretos del Mar completa: “La destrucción de un ecosistema en cualquier parte del planeta tiene gran impacto. Aunque la problemática pueda parecer lejana si consumimos poco salmón, no podemos darle la espalda. Tenemos uno de los mares más productivos del mundo, cada vez más amenazado por la industria y la pesca ilegal“.

Documentales para tomar conciencia

En agosto del año pasado, el reconocido chef Francis Mallmann se sumó a la lucha de la comunidad de Tierra del Fuego contra las salmoneras por una ley para prohibir su instalación. La ley aún no fue sancionada y muchos en la provincia austral sigue presionando para proteger las aguas argentinas.

“Hacía un tiempo, habíamos empezado a escuchar que una empresa quería implantar en ese canal cristalino y prístino algunas de esas canchas enormes para criar salmones”, explica. “El año pasado fuimos a Ushuaia para decir que no queríamos eso”.

Y el chef sube la apuesta a favor del planeta: “Hoy, otra vez, les pedimos a ustedes que no coman pescados industriales que han sido criados en el mar en estas enormes canchas que tienen como 4 o 5 pisos de altura y que producen una cantidad de desechos que caen en los lechos marinos, destruyendo completamente el sistema de esa zona. Juntos cuidemos nuestros recursos naturales“.

Se estima que solo el 35% de la población mundial de salmón es salvaje.

Para recordar este aniversario, Patagonia reestrena Artifishal, el documental que explora cómo los criaderos de peces son una amenaza para las especies nativas y están contribuyendo a la involución del salmón salvaje (al contrario de lo que se creía inicialmente). Asimismo, la película relata las luchas de las comunidades en contra de la salmonicultura.

Además, Sin Azul no hay Verde junto a Patagonia, anuncian el estreno de un nuevo documental enfocado en la lucha contra la salmonicultura en el Mar Argentino.

El film Contracorriente pone en valor la biodiversidad actual del Canal Beagle para mostrar que su riqueza está en riesgo. La mayoría de los documentales se hacen una vez que el desastre ambiental ya ocurrió. En este, en cambio, buzos, activistas, científicos y representantes de distintas organizaciones van a contracorriente, con el objetivo de frenar un modelo de producción que destruiría uno de los pocos lugares prístinos que aún quedan en el planeta.

Se alzan para decir “No A La Salmonicultura” y pedir por la aprobación de una ley que prohíba la instalación de la industria en Tierra del Fuego.

De Camillis fue uno de los buzos responsables de filmar la riqueza submarina. “Me sorprendió la riqueza del ecosistema. Las ballenas jorobadas, los delfines, los lobos y las aves forman una comunidad de vida asombrosa. Un lugar absolutamente mágico que estoy convencido tenemos que proteger“, dice. El documental muestra que por primera vez existe la posibilidad de adelantarnos a un nuevo desastre ambiental.

Estado Salmonero es otro de los documentales que se enfoca en la experiencia chilena. En un país conocido por la extracción masiva de sus recursos, el cultivo de salmón es hoy la segunda industria más grande de Chile, luego del cobre.

El surfista Ramón Navarro expone los efectos de esta actividad en el ecosistema, rastrea los orígenes de la industria y el mayor consumo per cápita de salmón de granja chileno a nivel global. Todo apunta al mismo país: Japón.

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